Hay películas extranjeras que sufren mucho la traducción de su título. Generalmente, aquel nombre es una herramienta bastante poderosa para dar a entender o deslizar aspectos de lo que se está por ver. “Gnomos al Ataque” es víctima de esta situación, ya que su nombre original es “Gnome Alone”. Cualquier semejanza a “Home Alone” o, como nosotros la conocemos, “Mi Pobre Angelito” no es para nada una coincidencia sino una referencia.
Peter Lepeniotis nos trae este film escrito por Michael Schwartz y Zina Zaflow, quienes se basaron en una historia de Jared Micah Herman. Con una animación aceptable y una banda sonora discreta compuesta por Patrick Stump, la película cuenta la historia de Chloe, una adolescente, y su madre, quienes se mudan a una casa con aspecto tétrico. En los momentos donde la chica se encuentra sola en su nuevo hogar, va a empezar a notar que cosas raras ocurren ahí adentro. La inspiración en el clásico que tiene a Macaulay Culkin como protagonista se hace más clara a medida que pasan los minutos.
Los personajes encuadran completamente en los estereotipos y, siendo una película apuntada al público infantil, es discutible hasta qué punto están bien manejadas las distintas temáticas que se plantean: cómo la tecnología cambió a la nueva generación, tanto en estar pendientes de algún tipo de pantalla como el celular, o en la nueva manera de hablar que aquello provocó. Consecuentemente, esto deviene en diálogos y en el uso de términos para remarcar la problemática del lenguaje, manejados de una forma tan extremista que puede resultar chocante. Además, no hay profundidad en la trama (algo rebuscada). Coquetea con momentos de cierto tipo de terror o que buscan generar sustos. Intenta ser graciosa también, pero no lo logra.
En síntesis, cuando se devela la similitud en el título con la película previamente mencionada, “Gnomos al Ataque” es predecible. La música no tiene el poder necesario para sobrellevar una historia típica, con personajes estereotipados, atada con hilos que son manejados con cuidado porque viven en el continuo peligro de romperse.