Hazanavicius reposa la mirada en Godard y en un momento particular de su vida amorosa y particular para reflexionar sobre la creación, el cine, y los vínculos en general.
Hacer cine como hecho político, la imposibilidad de escapar de esta decisión aun creyendo que se puede, configuran algunas ideas sobre las que avanzará la narración en una película potente y necesaria.