¿WTF?. ¿Una película de Godzilla con 2 atómicos, aún cuando somos fans a muerte del gigante japonés?. ¿Le dimos cinco atómicos a Godzilla 2000 pero cuatro a 2001, Odisea del Espacio?. ¿QUE RAYOS ESTA PASANDO?.
Uno de los factores primordiales de valorar películas es el grado de indignación. Finales truncos, personajes abominables que arruinan potenciales buenos filmes, etc. Si Godzilla II: El Rey de los Monstruos merece nuestro pulgar abajo, es gracias a Michael Dougherty. El sólito se encarga de torpedear una franquicia que venía muy bien, y el único Universo Cinemático no Marvel que caminaba en la taquilla. El tipo es responsable de cosas potables como Krampus o el libreto de Superman Regresa, pero también ha escrito abominaciones como X-Men: Apocalipsis. Se nota a la legua que Dougherty es ultrafan de las películas originales de Godzilla y acá las calca a rabiar… pero sin cambiarle ni una coma, y repitiendo las mismas abominaciones que la saga de la gran G cometía cuando la Toho estaba en pleno derrape creativo – mitad de los 60 hasta principios de los 80 -. Yo puedo amar las películas viejas de la Toho por lo que son – bizarreadas con tipos en trajes de goma pisando maquetas de cartón – pero acá, con las excelentes bases que había sentado el Monsterverse – la injustamente menospreciada Godzilla (2014), una de mis peliculas favoritas; la gloriosa Kong: Skull Island, un filme pochoclero a mas no poder – las expectativas son otras y Dougherty retrocede como 50 casillas. Los personajes apestan y no nos interesan, los caracteres cambian de actitud como de bombacha (y se van al polo opuesto sin la mas mínima justificación), las explicaciones de turno son aberrantes, los deus ex machina abundan y todo es sonido y furia como si fuera una mala película de Jun Fukuda (o del meister Ishiro Honda en sus épocas menos inspiradas) asquerosamente sobreproducida. Este no es un filme para los que gustaron de Godzilla 2014 o Kong: Skull Island; es simplemente un carísimo fan service para los amantes de las baratas películas japonesas originales, que ignora los gustos y aspiraciones de un público moderno pensante, expectante de un desarrollo dramático sólido y menos efectista.
En el fondo Godzilla II: El Rey de los Monstruos es una película populista. ¿Se quejaron que vieron poco a Godzilla en el filme del 2014 de Gareth Edwards?. Acá tenés!. Desde el primer hasta el último minuto hay monstruos y refriegas por doquier. ¿Godzilla 2014 no te pareció lo suficientemente respetuosa de la saga original?. Acá tenés más!. Dos científicas gemelas como las mini princesitas que controlaban a Mothra en sus películas, el staff standard de kaijus de la Toho reimaginado badass al 1000% – Mothra tiene letales garras; Rodan es feroz y arrasa pueblos con los tornados que provoca con sus gigantescas alas; King Ghidorah (apodado Monstruo Zero como el filme original de 1964) es una hidra que regenera cualquiera de sus tres cabezas cuando las pierde, cada una de las cuales tiene mal carácter y se pelea con las otras; hay una fortaleza volante con las armas mas avanzadas del mundo al estilo de la Super X – y hasta la inmortal marchita de Akira Ifukube tiene la oportunidad de hacer un cameo en toda su gloria. Yo debería estar saltando en una pata pero…
En los kaiju eiga los personajes humanos son un relleno que hacen tiempo hasta que aparecen los monstruos y empiezan a darse murra. Directamente no les das importancia a la gente. Pero en un filme yanqui, la presencia de buenos actores (y de algunos diálogos pasables, como el de Ken Watanabe “debes reconciliarte con los demonios que te atormentan”) te da otra expectativa… la cual es aniquilada de manera atómica por Vera Farmiga. ¿Viste cuando decís “qué caraj… está haciendo esta mina”? (algo muy frecuente en las malas películas de terror). Bueno, a la Farmiga (sólida actriz si las hay) le toca ese triste destino. Su personaje es una contradicción ambulante y, lo que es peor, sus cambios de actitud son extremadamente irritantes porque no existe el mas mínimo sustento lógico de las decisiones y contra-decisiones que toma. Sip, tiene dos hijos, uno de ellos murió en el raid de Godzilla por San Francisco en el 2014. Le queda Millie Bobby Brown, pero aparentemente no le importa, al igual que su ex (Kyle Chandler), biólogo de alta alcurnia y fotógrafo aficionado. La ves a la Farmiga y parece una persona 100% normal, no una enferma depresiva o una sicópata, alguien dañado por haber perdido a su crio bajo la pata de un monstruo gigante. Sin embargo, no pasan mas de 10 minutos hasta que te das cuenta que a la mina le faltan algunos jugadores. Ama a su hijita adolescente pero, a su vez, le importa tres pepinos si desata el apocalipsis en el mundo y la humanidad es arrasada de un plumazo. Y después sale como desesperada a buscar a la Brown para salvarla mientras los kaiju hacen percha medio Boston. ¿WTF?. Podrían haber puesto a la Farmiga directamente en el rol de víctima (como rehén forzada a cometer actos inmorales bajo amenaza de matar a sus seres queridos) y dejar que todo el peso del villano lo cargue Charles Dance, el cual es un millonario con pensamiento nihilista (como el tipo que quiere explotar una bomba en Liga de la Justicia y lo detiene la Mujer Maravilla: “la era de los dioses ha llegado; la era de los hombres ha terminado; debemos regresar a la fe y a las épocas oscuras…” bla,bla,bla) pero es absolutamente coherente en su propósito. Pero no; era mejor dejar a una gran actriz quemarse en un papel ridículo.
Pero la Farmiga no es la única aberración de lógica del filme. El comienzo, con la auditoria de la Organización Monarca frente a un grupo de políticos es otra cosa traída de los pelos. Ahora, de tener tres kaijus pasamos a tener unos 50, encerrados en masivos refugios subterráneos construidos en todas partes del mundo y sin que los paises de turno estén enterados. ¿De donde sacaron toda esa plata si John Goodman andaba mendigando monedas en Skull Island?. Porque cada refugio masivo tiene a un gigantesco monstruo apresado o en estado de hibernación. Hasta el demente de Charles Dance quiere liberar uno a uno y ver cómo se matan en orden, pero la Farmiga los libera a todos. ¿POR QUE????.
Pero volviendo a la comisión – y siguiendo con los disparates del libreto -, el moderado Ken Watanabe ahora tiene la demencial idea de que debemos convivir con los kaiju en vez de aniquilarlos con bombas atómicas. Ondas de amor y paz. Díganle eso a los japoneses que reconstruyeron 5.000 veces Tokio porque Godzilla y sus amigotes venían a hacerse un picadito en la ciudad. Ni en la película mas mala de la Toho aparece semejante idea ridícula, ni siquiera en la mas moderna (y lógica) Titanes del Pacífico donde gente de todo el mundo se manda a construir muros gigantes alrededor de sus ciudades para que no las pisen… y, aún así, es al santo gas levantar semejantes moles porque son inútiles frente a semejante fuerza de la naturaleza. Es todo tan estúpido, tan grosero, tan ilógico que te hace crujir los dientes y te arruina el resto de la película porque está visto que el director va a hacer lo que se le canta. Las peleas son masivas, espectaculares y huecas simplemente porque hay demasiados bichos, ni siquiera le dan demasiado espacio para crearles una personalidad propia (salvo el malhumor de King Ghidorah), y la devastación es solo eso: una parafernalia de efectos especiales. Incluso hay bichos que mueren y pasan su poder a otros… los mismos bolazos traídos de los pelos que hacía la Toho en su peor momento.
Godzilla II: Rey de los Monstruos es un serio retroceso del Monsterverse. Ya ni siquiera pujás por los monstruos porque todo es caos, incoherencia y exceso. Entre eso y el sacrilegio de despachar expeditivamente a algunos personajes importantes, terminás por darte cuenta de lo sólida que era Godzilla 2014 con menos bichos y mas cuidado en el guión. Vos esperás que la versión norteamericana de la gran G sea mas pulida, coherente y excitante que las bizarreadas sesentosas de la Toho (con el agravante que los últimos filmes japoneses de Godzilla han hecho cosas excelentes y mucho mas coherentes que sus predecesores). Ahora se metieron en un brete y, a menos que llamen a Gareth Edwards (o a otro tipo responsable) para la proxima Godzilla vs Kong, el Monsterverse estará irremediablemente perdido, sumido en el efectismo, el disparate y el absoluto desprecio por un desarrollo dramático mínimamente coherente.