Aunque el título local de “Godzilla, Kings of the Monsters” es “Godzilla 2”, el número se queda corto. Desde que el lagarto gigante radioactivo “Gojira” de Inoshiro Honda asoló al Japón en 1954, este monstruo inigualable generó una veintena de secuelas y un puñado de remakes y subproductos, incluyendo las excelentes películas previas a esta nueva entrada, ”Godzilla” de 2014 y la divertidísima “Kong Skull Island”, que sirve como preparacion del próximo contendiente del rey lagarto.
Lo cierto es que, con tales antecedentes, era difícil pensar que se pudiera agregar algo válido al asunto, y justamente ese es uno de los mayores méritos de esta formidable producción que bien puede ser calificada como uno de los máximos films de monstruos de la historia del cine. El secreto del éxito de “Godzilla 2” no está tanto en los aspectos visuales -que vistos en 3D y en Imax son estremecedores-, sino más bien en un astuto guión que mide el ritmo y la intensidad dramáticas como si fueran partes de un engranaje diseñado para que la película literalmente no pare nunca, y cada nueva escena supere a las anteriores. No por nada aquí el director es el guionista tanto de esta como de la anterior película del 2014, Michael Dougherty.
En una sólida actuación, la talentosa Vera Farmiga es una científica un poco loca que cree que más que combatir a monstruos ancestrales, como Godzilla, la polilla mutante Mothra o el pájaro vampiro Rodan, deben despertarlos gradualmente de su hibernación para crear un nuevo equilibrio ecológico. Lamentablemente el gradualismo falla y todos despiertan al mismo tiempo, para colmo acompañados del monstruo de tres cabezas King Gidorah. Hay también un subtexto sobre el cambio climático, ya que el despertar de cada monstruo implica cantidad de “ciclones, terremotos, erupciones, tsunamis y catástrofes a las que aún nadie ha tenido que darles nombre”. El tono apocalíptico no implica que se pierda de vista el humor, y si bien el espectador estará esperando la lucha entre los distintos monstruos, hay escenas de originalidad sorprendente, como el antológico despertar de Godzilla en medio de ruinas submarinas. Los monstruos nunca mueren, sobre todo cuando son resucitados con tanto talento e imaginación.