Godzilla II – El Rey de los Monstruos: ¿Larga vida al rey?
Llega la secuela del reboot cinematográfico del monstruo favorito de los japoneses. «Godzilla II: El Rey de los Monstruos» tiene más de lo que pedían los fans en la película anterior: grandes peleas del personaje y una trama más apoyada en él. Nosotros nos preguntamos: ¿Fue esa una decisión acertada?
Godzilla es uno de los monstruos más reconocidos de la pantalla grande. Su primera aparición se remonta al año 1954 en un film dirigido por Ishiro Honda, donde se presentaba a la criatura como una gran metáfora del ataque nuclear que había sufrido Japón con la culminación de la Segunda Guerra Mundial. En el año 2014, y ya con más de 30 largometrajes en su haber, el Kaiju nipón fue rebooteado en una nueva aventura proveniente de Hollywood y dirigida por Gareth Edwards, quien venía de presentar una intrigante y entretenida ópera prima titulada «Monsters» (2010). El resultado fue una poderosa, atractiva y disfrutable entrega en la saga de la bestia que sorprendió por haberse apoyado en los personajes humanos de una forma inspirada, y dejando más en un segundo plano a la destrucción provocada por Godzilla. Muchos vieron esto como un aspecto negativo, pero realmente significó un quiebre en el paradigma de este estilo de películas y también hacía mucho más valederas las apariciones del gigante.
Fue tal el éxito de aquella cinta que no solo sirvió para que Edwards jugara en ligas mayores dirigiendo «Rogue One: A Star Wars Story» (2016), sino también para iniciar un universo cinematográfico de monstruos, en el cual se prometía un eventual y futuro enfrentamiento con King Kong (el simio gigante también tuvo un genial reinicio cinemático con «Kong: Skull Island» -2017-). Antes de que se produzca ese choque de titanes, primero se nos presenta otra batalla campal entre Godzilla y sus más famosos y recordados oponentes: King Ghidora, Mothra y Rodan.
El largometraje cuenta la historia de Mark Russell (Kyle Chandler) y su ex-esposa, la Doctora Emma Russell (Vera Farmiga), que dirige un grupo de criptozoólogos de la agencia Monarch, que tras los fatídicos eventos de la cinta anterior aquí buscan una forma de poder comunicarse y “controlar” a los titanes que fueron encontrando en distintas partes del mundo. No obstante, cuando terminen de encontrar la forma de crear dicho dispositivo bautizado como “Orca”, se verán amenazados y perseguidos por el fanático y radical activista ecológico Jonah Alan (Charles Dance -o Tywin Lannister de «Game of Thrones»-), que tiene como objetivo acabar el problema de la superpoblación mundial mediante la liberación de las criaturas encontradas. Estos antiguos titanes harán todo lo posible por sobrevivir, poniendo en riesgo la existencia del ser humano en el planeta y pondrán a prueba a nuestros héroes.
En primer lugar cabe decir que todo lo relacionado con los efectos especiales; el diseño de las criaturas, los efectos visuales y el CGI se presentan en un nivel elevado teniendo en cuenta los requerimientos técnicos de lo que se nos narra. Resulta increíble ver cómo están relatados y constituidos los enfrentamientos entre las distintas bestias. Si uno tiene en cuenta todas las aventuras de Godzilla, es probable que las secuencias de pelea de este film se ubiquen por encima de todas las demás, siendo realmente convincentes. Por otro lado, dichas secuencias representan, en esta ocasión, gran parte del metraje, por lo cual los fans más acérrimos estarán más que satisfechos. Sin embargo, todo lo relativo al ámbito narrativo resulta bastante pobre y decepcionante si tenemos en cuenta tanto la entrega anterior como la de su contrincante King Kong.
El guion presenta varios fallos narrativos que hacen que la experiencia cinematográfica sea un poco accidentada. Los personajes están algo desdibujados y sus evoluciones o actitudes son bastante pobres e injustificadas, por lo cual resultan esquemáticos y poco trascendentes. Asimismo, los diálogos son un poco paupérrimos y torpes debido a que tratan de exponer constantemente lo que está pasando e incurriendo en una sobre-explicación de la trama. Por otro lado, una constante que atraviesa toda la cinta es la de los deux ex machina, o elementos externos que resuelven ciertos detalles haciendo avanzar la trama “porque si” en lugar de seguir su lógica interna. Incluso hay problemas de continuidad donde personajes estaban en ciertas posiciones en el espacio y luego aparecen en sitios mucho más alejados.
Por otro lado, se sienten sumamente desaprovechados grandes actores secundarios que no aportan demasiado a la trama, como por ejemplo Thomas Middleditch (Silicon Valley), Sally Hawkins (The Shape of Water), Bradley Whitford (Get Out), Ziyi Zhang (The Cloverfield Paradox) o la misma Millie Bobby Brown (Stranger Things), cuyo personaje también está relegado.
Michael Dougherty (Krampus, Trick ‘r Treat) tampoco logra dotar al relato de su impronta, cosa que sí había logrado Edwards en la primera entrega y Jordan Vogt-Roberts en la película de Kong; una lástima ya que el realizador había demostrado varias cosas interesantes en obras anteriores.
Si bien la película presenta todas estas fallas que no tenía su predecesora, igualmente se exhibe como un espectáculo pochoclero sorprendente a nivel visual. La desilusión pasa por no ser algo más fuerte en términos narrativos y dramáticos. Si bien hay personajes que mueren o que atraviesan por situaciones apremiantes, en esta oportunidad no son tan efectivas o emocionantes como en la obra de 2014, donde sus protagonistas tenían una mayor injerencia y peso en los acontecimientos narrados.
“Godzilla II: El rey de los monstruos” resulta ser un film entretenido pero también desparejo y accidentado. Una historia que se hubiera beneficiado de un mayor desarrollo de sus personajes y de un guion más sólido. Por otro lado, la gran variedad de villanos puede resultar excesiva, aunque a veces eso también amplía un poco la escala y lo épico de lo relatado. Un film que no resulta ser un desastre pero tampoco logra salir de la sombra de ese primer gran capítulo de 2014.