Godzilla es la segunda adaptación estadounidense del monstruo japonés nacido en la década del 40 poco después del bombardeo atómico sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki.
En esta versión Godzilla, a pesar de la destrucción que despliega a través de sus espasmódicos movimientos, se viste de héroe porque despierta para cazar a otros dos monstruos conocidos en la película como OTENI (Organismo Terrestre No Identificado) de los que el afamado dinosaurio gigante resulta ser su predador natural.
Esta versión de Gareth Edwards intenta sostener su narrativa a través de una previsible subtrama melodramática vinculada a la familia, la pérdida y la “locura” científica en la que el héroe es un militar estadounidense. Quien quiera acercarse al cine para ver a Juliette Binoche debe saber que su participación termina durante el preludio del filme, en los primeros diez minutos de película.
Aunque el 3D no esté aprovechado las pocas virtudes de Godzilla descansan en los efectos visuales, la lucha de los monstruos y la destrucción de las ciudades que ellos visitan. Muy poco para un filme que dura poco más de dos horas que busca llegar al público a través de la emoción y generar conciencia ecológica.
Por Fausto Nicolás Balbi
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