Mito judío
El terror folclórico se ha puesto de moda en los últimos tiempos, es así que llega a la pantalla grande la historia de una personificación medieval de la mitología judía, un ser fabricado a partir de barro. La protagonista tendrá buenos motivos para darle vida a una bestia que tiene como misión proteger a su pueblo, sin embargo, tomará un enorme riesgo ya que darle vida a un monstruo se puede volver en su contra.
Golem: La Leyenda (The Golem, 2018), es un film israelí de los directores Doron y Yoav Paz, quienes escarban en la arcilla para devolver a la vida al más terrorífico de los mitos judíos: el Golem. En pleno siglo XVII cuando Hanna (Hani Furstenberg) está transitando problemas con su marido Benjamin (Ishai Golan) después de perder hace 7 años a su hijo. Desbastada por una plaga y debido al ataque de malignos invasores, usará los poderes de la Kabbalah para gestar una criatura que defienda a su comunidad. El lazo entre Hanna y su creación será tan estrecho que ella será incapaz de ver cuán peligrosa es.
Los directores crean una atmósfera adecuada y lúgubre, utilizando la iluminación, movimientos de cámara y música como herramienta necesaria para generar misterio. No obstante, la ambientación de la época no resulta creíble y el guion se siente forzado e incoherente, resultando más aterrador el supuesto enemigo, que la aterradora criatura, que toma la forma de un niño. El relato alterna varios tópicos que no se relacionan con la idea central y motivación del film.
Para aquellos fanáticos del género de terror, se encontrarán con un cine gore, que se centra en lo visceral y la violencia gráfica extrema y exagerada, mutilación y demás efectos especiales aquí muy forzados. El real Golem aparece cuando comienza el film, con lo cual, la figura del niño desconcierta bastante, pero luego se comprende por el sustrato dramático relacionado al protagonista.
Golem: La Leyenda esconde un mensaje no esperado y se trata del papel que juega la mujer en la religión y en la sociedad. Cuál es su deber, qué debe hacer y qué no, una reflexión con respecto a la maternidad. La identificación y el amor materno que se despierta en ella y una manera muy siniestra de dejar atrás el pasado con la esperanza de rehacer su vida. Temas que pensamos quedaron en esa época de caballos y carretas, sin embargo, siguen vigentes en una sociedad en donde aún el patriarcado cobra un lugar muy importante.