Con una coloratura, imagen y estilo artístico ascético, despojado y plomizo, Graba propone, entre otras cosas, la problemática inmigratoria de un sudamericano en un país claramente restrictivo y poco inclusivo en ese aspecto. Una capital de Francia muy alejada de las postales, con una realidad actual más gris y menos reconfortante que en otras épocas. En ese contexto, la protagonista argentina se debate entre un pasado reciente doloroso y un presente ambiguo, que le ofrece oportunidades laborales y amorosas, pero al mismo tiempo la deportación y el rechazo, en varios sentidos. Un misterioso test de embarazo termina de ensombrecer, o no, el panorama de una chica introspectiva y sufrida pero sensual y seductora a su modo, caracterizada de manera impecable por la magnética Belén Blanco.
El cineasta Sergio Mazza diseña una pequeña obra cinematográfica cargada de silencios y significados, de sexo y desapego, de angustias y barreras. Con un marcado realismo intimista que reniega de apoyaturas musicales o visuales innecesarias, Graba va desarrollando su breve trama con inteligencia y sensibilidad. Algunas intrigas de la historia serán reveladas, otras no, ni tampoco harán falta, redondeando una pieza atrayente, por más que se proponga lo opuesto. El casi debutante francés Antoine Ronan Raux acierta en un personaje en crisis, complementándose apropiadamente con la mencionada actriz, ideal para su rol.