Grace Kelly era más que solo una cara bonita en Hollywood. Era una actriz por las que cualquier director moría por trabajar, no sólo por su oscar, sino por su belleza y su gran talento. Sin embargo, como cualquier mujer, soñaba con vivir un cuento de hadas: encontrar su príncipe azul y casarse con él. Pero pronto se daría cuenta que ser una princesa va más allá del “…y vivieron felices por siempre”.
Dirigida por Olivier Dahan (La Vida En Rosa: Edith Piaf), Grace of Monaco es la historia de Grace Kelly (Nicole Kidman) en medio de una disputa territorial entre Francia y Mónaco, en donde la princesa deberá aprender que incluso ser de la realeza necesita un poco de su talento histriónico. Dispuesta a darlo todo por el sueño de su vida, Grace encontrará la manera de sacar adelante no sólo a su familia, sino a su país, a su gente.
Considerada en un principio contendiente femenino al oscar, por los antecedentes del director con Marion Cotillard, Grace of Monaco encuentra su mayor fortaleza en Kidman, pero al mismo tiempo se convierte en su mayor debilidad, al hacerla el eje de la historia y dejar de lado los problemas personales, los problemas políticos de Mónaco y convertir todo
en una gran farsa. Con un ritmo lento y atropellado, nos quieren vender la idea de una Grace Kelly casi perfecta que tomaba las decisiones acertadas en el momento adecuado sin ir más profundamente a su vida. Una biopic tan superficial que nos queda la duda en el aire: ¿su mejor actuación fue ser princesa? Decepcionante para lo que se esperaba de un filme con la calidad en la dirección y en el reparto que, por cierto, queda bastante olvidado.