Adictos a la caricatura
No es difícil para Mark Ruffalo, galán latino en Hollywood, representar a un adicto al sexo en vías de recuperación, poner cara de “ahora no puedo pero las hice todas” y jugar a ser víctima para ganarse a Gwyneth Paltrow. Pero incluso con el sostén de Tim Robbins, como coordinador de un grupo de rehabilitación cuyo miembro estelar es Adam (Ruffalo), el debut del guionista Stuart Blumberg cuenta con un antecedente en el tema que lo condiciona. Allí donde Shame, de Steve McQueen (ganador del Oscar por 12 años de esclavitud), muestra descarnadamente la ansiedad y la compulsión, el film de Blumberg pone foco en situaciones disparatadas que responden a la “dramedia” y se sintetizan en Neil, el personaje de Josh Gad que no puede resistirse a frotar mujeres en el subterráneo. Tal inclinación por la caricatura pone a Gracias por compartir más cerca de Mejor imposible, el film protagonizado por Jack Nicholson que satiriza el trastorno obsesivo compulsivo, pero sin la gracia narrativa que hizo de este último un clásico del género. La química entre Ruffalo y Paltrow es lo más destacable y en cierto modo compensa los peores vicios de la película.