En "GRANDES ESPIAS", una niña de nueve años descubre a JJ (Dave Bautista), un rudo agente de la CIA, espiando a su familia durante una operación de vigilancia. A cambio de guardar el secreto y no ser delatado, JJ se ve obligado a enseñarle Sophie (Chloe Coleman) todo lo necesario para convertirse en espía.
Fiel a su estilo, el director Peter Seagal ("Súper agente 86", "Locos de ira") nos otorga una comedia de espías que nos regala una mezcla justa entre la acción y el humor.
Es una película que, si bien es básica, cumple con lo que promete y logra que salgamos de la sala con una sonrisa, es divertidísimo ver el intercambio entre JJ y Sophie y como, a lo largo de la trama, van aprendiendo el uno del otro. Entre los aspectos a destacar se encuentra su casting, que más allá de no contar con grandes nombres, cumple de sobra con sus roles, destacando principalmente a Kristeen Schaal y Devere Rogers.
Otro punto positivo es su ritmo, logrando que en ningún momento lleguemos a aburrirnos y nos mantengamos expectantes a lo que va a suceder.
En cuanto al guión, no esperabamos una complicada obra maestra, más bien da para desconectar el cerebro un rato para y pensar tanto en lo que está pasando, porque es posible que muchas veces carezca de lógica. Sin ir más lejos el plot del film inicia debido a que una niña de 9 años consigue rastrear una computadora de la CIA. Esto es un aspecto ligeramente negativo, llenando el guión de eventualidades y sinsentidos que permiten que la trama transcurra. Aun así esto no hace que la cinta deje de ser disfrutable.
En resumen, es una película entretenida, graciosa y con corazón, pero nada más que eso. Una fórmula muchas veces vista que, sin destacar, sirve para pasar un buen rato. Ideal para ir a ver con los más chicos.
Por Santiago Sturba