Una obra con destino de clásico
Grandes héroes es una película de apariencia sencilla, pero de una construcción fuera de serie. La combinación de varios elementos permite que esto suceda. Marvel Studios se ha convertido en la gallina de los huevos de oro en el cine comercial de la última década. Los Estudios Disney también viven una etapa de descomunal esplendor, a punto tal que Marvel le pertenece a Disney. Y como si esto fuera poco, Grandes héroes se ve como una película de Pixar, por su estética, su sensibilidad, su combinación de humor y emoción sin perder nunca el tono.
La historia del joven genio de la robótica, sus amigos brillantes, su hermano mayor y un inolvidable robot es el comienzo de una película tan sorprendente que mejor no contar ni una línea más de su trama. Sí queda claro que suceden muchas cosas y que de cada una de esas situaciones el film consigue sacar el mejor partido. A pesar de pertenecer al universo de Marvel, sus personajes no se parecen en nada a los personajes Marvel y se nota que Disney ha dado luz verde para ser menos respetuoso con la historieta pero sí muy fiel al lenguaje cinematográfico.
El humor y la aventura se fusionan en la historia. La manera en la que drama y comedia se equilibran es sorprendente y los personajes muestran un estilo renovado al crear historias, algo que se había visto claramente en Frozen, del mismo realizador. Como dato interesante, la película que emula tanto al animé japonés como a Pixar, logra superar al estudio de John Lasseter al conseguir que de comienzo a fin no sea despareja, como ocurría con dos grandes obras como Wall-E y Up! Estos dos títulos eran brillantes, pero perdían algo de perfección al abandonarse del todo a la comedia fácil. Grandes héroes tomó nota y evita eso. De principio a fin la película es un prodigio de aventura, humor, inteligencia y emoción. Su estética es una fusión de elementos previos, pero aun así tiene vida propia. Marvel y Disney parece el comienzo de una hermosa amistad. Al menos en lo que a cine se refiere.