Esto que voy a decir ahora va a sonar un poco extraño, pero lo cierto es que de vez en cuando necesitamos que se nos recuerde por qué amamos el cine. O mejor dicho: necesitamos recordar cómo y de qué forma empezamos a amar el cine. La respuesta está, como tantas otras cuestiones, en la infancia, cuando de repente un día miramos una pantalla y vimos en ella algo que no solo no habíamos nunca visto antes sino que ni tan siquiera nos imaginábamos que existiera, algún espectáculo prodigioso que nos hiciera amar esa experiencia y querer reproducirla una y otra vez de miles de formas distintas. Viene esto a cuento del enorme impacto que ha generado Gravity, el impresionante thriller espacial que nos ha presentado Alfonso Cuarón con George Clooney y Sandra Bullock como dos astronautas a la deriva a 600 km de la Tierra cuando un accidente provoca la destrucción del transbordador espacial en el que viajaban...