Es difícil generalizar sobre por qué el cine nos genera tanta atracción y alegría a través de toda su historia. Por eso se habla, obviamente, del séptimo arte ya que estamos frente a una expresión artística de magnitud inigualable e histórica que modificó la cultura de todo el mundo a través de su sola existencia como lo hicieron en su momento otros medios.
Este análisis es a nivel macro, en una escala masiva e histórica. Ahora les propongo que antes de seguir con estas palabras cada uno tome conciencia e intente recordar cómo fue que el cine llegó a sus vidas para cambiarlas sin que ustedes se hayan dado cuenta de eso de forma inmediata.
Seguramente es una tarea difícil, como lo fue para mí también, recordar aquella primera vez en la que dentro de una sala de cine me sentí completamente feliz adentrándome un mundo que no existe, o al cual no puedo acceder, pero sin embargo pudiendo experimentar todas esas sensaciones y emociones como si realmente yo estuviera ahí.
Durante esa experiencia, ese viaje, uno deja de ser uno mismo por unas cuantas horas hasta que finalmente llega el momento clave, el cual siempre me pareció el más importante de todos los que tiene para ofrecer el séptimo arte: levantarse de la butaca, dar los primeros pasos fuera de ese mundo y empezar a asimilar a nuestra realidad todo aquello que recibimos gracias a una película.
Hay veces que ese proceso de asimilación está determinado por un mensaje, por un personaje, por una escena, por una situación, por un dialogo o simplemente por la experiencia en sí misma.
Si el cine es un arte que apela principalmente a lo emotivo (por lo tanto la subjetividad es la regla) cualquiera sea la razón que conduzca a ese proceso interno de apropiación de lo que transmite el cine es válido y solo uno mismo puede darse cuenta de si valió la pena o no.
A nivel personal con “Gravedad” de Alfonso Cuarón pude volver a experimentar aquella primera vez en la que el cine me dio la posibilidad de disfrutar de una experiencia de proporciones inmensas, emocionarme y dejarme completamente feliz porque el proceso de interiorización de aquello que viví se desató por dos razones que como cinéfilo y trabajador dentro de este ámbito amo con locura: la experiencia y el mensaje.
“Gravedad” es un exponente inigualable de lo mucho que el cine puede ofrecer al espectador dentro de una sala. Es un ejemplo perfecto y hermoso que de solo pensarlo puede ponerte la piel de gallina. Estamos frente a una película que te ofrece sentarte en una butaca, dentro de un cine con otras personas y de un momento a otro te transforma en un astronauta y pasas a experimentar en carne propia una de las experiencias más impactantes que debe existir en la realidad como lo es viajar al espacio.
El apartado técnico de esta producción de Cuarón es inexplicable, su magnitud es inmensa y el resultado es simplemente cautivador. Desde los efectos visuales más correctos y realistas que pudiste ver en una sala de cine, la edición de sonido (pese a que en el espacio no hay ruido existe la sensación de vacío) que por momentos te deja con el oído cansado, la fotografía de Emmanuel Lubezki que retrata de forma hermosa el espacio y ese trabajo que todos algunas vez soñamos realizar mirando a las estrellas, hasta la música emotiva y estimulante de Steven Price que atraviesa hasta los huesos, “Gravedad” tiene todo los ingredientes para ofrecer una experiencia que nunca antes habías disfrutado dentro de una sala de cine.
De más esta hablar del uso del 3-D que define también por completo a esta película, la cual carece de sentido al no ser vista en este formato.
Todo eso, obviamente, comandado por Cuarón quien en tan solo 90 minutos puede regalarte en medidas justas las dosis de suspenso, acción y drama que necesitas para que ese viaje sea inolvidable. Una verdadera experiencia.
Para lograr eso Cuarón cuenta con dos aliados: El guión y las actuaciones de Sandra Bullock y George Clooney.
Quiero arrancar por los segundos, ya que el análisis me parece más acotado sin que eso signifique que son pocos relevantes. Bullock y Clooney se toman la enorme responsabilidad de transmitir de forma idónea todo lo trascendental que puede resultar la experiencia de viajar al espacio, agregándole (sobre todo Bullock) tremendas cuotas de emoción en base a un trabajo actoral descomunal que la posiciona y la consolida como la gran actriz que es.
Sandra Bullock está en todo su derecho de hacer con su talento lo que le parezca conveniente o redituable para su carrera, no quedan dudas. Nosotros como espectadores podemos pensar y decir cualquier cosa, menos que estamos frente a una mala actriz, sino que al contrario, nos encontramos frente a una de las mujeres que con sus trabajos marcó casi por completo a una generación.
Lo mismo ocurre con Clooney, de quien podes pensar lo que sea, pero cuando le ves en la pantalla sabes que estás frente a uno de los pocos actores que puede hoy en día convencerte plenamente de que es otra persona.
Ambos actores son piedras angulares, las bases que sostienen toda la inmensidad que intenta transmitir Cuarón con este proyecto el cual, sin embargo, se justifica definitivamente por su guión.
“Gravedad” tiene una premisa simple que consiste en contar la odisea de un grupo de astronautas que queda varado no en una nave ni en un planeta, sino flotando en la inmensidad del espacio luego de un accidente. Pese a esa sencillez, nunca habíamos visto una película de este estilo.
Obviamente hay más, porque a esa historia le tenes que sumar mucho suspenso (de ese que no te deja sacar los ojos de la pantalla en ningún momento), mucha acción (de aquella que solo los grandes realizadores pueden ofrecer y que puede consistir en algo tan simple como desajustar un cable en poco tiempo) y un componente dramático que la atraviesa por completo y le da el empujón necesario para convertirla en una película de lucha personal por la supervivencia que alcanza limites increíbles y apabullantes.
Y ahí es donde me quiero centrar para ir cerrando estas palabras, ya que precisamente creo que es en ese aspecto donde se encuentra la clave que convierte al film de Cuarón en la inmensa película que es, destinada a ser vista y analizada tantas veces como estrellas hay en el cielo: Su mensaje.
El realizador mexicano no cuenta una película de supervivencia del hombre frente a la naturaleza ni frente a otras amenazas de la vida actual cotidiana (que pueden ser inesperadas o no), sino lo que hace es poner al hombre frente a la inmensidad, lo infinito, lo desconocido, lo que rodea todo, lo que sostiene nuestro mundo y lo que todavía no podemos racionalizar después de miles de años de vida originada precisamente en ese lugar. Hablamos del espacio.
Tranquilamente podes ver “Gravedad” como una enorme experiencia dentro del cine o como una película de supervivencia humana en un contexto desfavorable y está perfecto, porque así y todo te vas a encontrar con algo que nunca antes habías visto y te va a volar la cabeza, además de emocionarte.
Yo pude hacer eso, pero lo que no logré es dejar de interpretar en el trabajo de Cuarón la necesidad del realizador de tratar de explicarnos de forma visualmente imponente como tratar de llevar con nosotros mismos todos los días de nuestras vidas la mayor de las responsabilidades y la única realidad que no podemos negar: algún día todos vamos a morir.
La muerte es, al igual que el espacio, algo inmenso, desconocido, irracional y que de solo pensarlo nos provoca miedo y temor, pero sobre todas las cosas nos genera muchas dudas existenciales que, supongo (al igual que ustedes), la vida nos ira ayudando a resolver según el camino que recorramos.
Quizás el mayor de estos interrogantes, el que más urgente queremos responder es aquel al que, sin pensarlo, todos los días le damos una respuesta válida viviendo nuestras vidas con un solo objetivo y una única verdad: El de disfrutar este viaje sabiendo que nadie puede escapar de nuestro inevitable destino.
Aceptar eso, lo desconocido, lo inmenso y el miedo, seguramente nos define día a día como las personas que somos y como las personas que queremos y soñamos ser.
Algún día, quien dice, entenderemos el resto de las cosas.
Nunca antes sentí dentro de una sala todo lo que tiene para ofrecer Alfonso Cuarón en este trabajo.
Nunca había visto una película tan grande como “Gravedad”.