El peso del gusto
Ya lo decía Oscar Wilde, el único que puede admirar de forma pareja todas las escuelas de arte es el rematador. Los críticos (toda la gente, bah) tenemos preferencias, con directores, con temas, con épocas en las que se hicieron las películas, con épocas en las que transcurren las historias. Quería que Gravedad de Cuarón me gustara mucho. No lo logré. O la película no lo logró.
1. Sí, de acuerdo, hay grandes momentos en el espacio, sensación de vértigo, de vacío, sobre todo en la primera media hora. El cuadro de la pantalla como un infinito, la posibilidad de perderse para siempre. Hay, claro, mucho de compartir la desesperación de los personajes.
2. Sandra Bullock es la protagonista. Le creo, le sigo creyendo, a pesar de los retoques faciales que tiene hechos (y que por suerte se asentaron). Es una actriz en la que confío, hay algo de inmediata cercanía en su manera de proponer un personaje, como si jamás se hubiera creído lo de ser una estrella. Con George Clooney tengo un problema: no pocas veces me da la sensación que se hace el canchero por default, como que sus chistes, sus comentarios y sus gestos de saberse un galán exceden a los personajes que interpreta.
3. Ah, sí, gustos, preferencias. Para ser sincero, si una película transcurre en el aire ya me interesa menos que una que transcurre en el agua o en la tierra (en el fuego hay menos, pero hay mucho fuego metafórico). Me gustan las que transcurren en aviones, pero adentro de los aviones no es lo mismo que flotar en el espacio. No me fascinan los astronautas. Si pienso en películas “del espacio” veo que no suelen estar entre mis favoritas casi nunca (por poner un ejemplo, Jinetes del espacio no está entre mis preferidas de Eastwood). Es así, me cuesta combatirlo, Apollo XIII me aburrió más que al promedio de la gente. Los astronautas no son lo mío. Ni en serio ni en chiste: no me causa gracia Dark Star de John Carpenter.
4. Pero más allá de mis gustos y de los méritos que sí tiene Gravedad, choco con la mayoría de lo que cuenta a partir de… (bueno, no les cuento, pero si la ven se darán cuenta), y ahora trataré de no develar nada, de objetar un poco en clave. Pero el pasado de un personaje, pero la aparición de otro, pero las complicaciones que se anudan para estirar la historia y no se sienten consistentes. No le creo, le veo la escritura en el peor sentido posible. Le veo la simbología (ese final) injertada para inyectarle importancia.
5. Conozco a muchos críticos que están fascinados con la película. Ni siquiera intento discutir. Me gustaría que me gustase más, que los defectos fueran menos visibles para mí, que (me) pesaran menos. Que no me hundieran parcialmente esta película que se propone flotadora.