Frente a un universo de sensaciones
La doctora Ryan Stone (Sandra Bullock) se encuentra reparando el telescopio Hubble en el que es su primer viaje espacial. La acompaña, entre otros, el veterano comandante Matt Kowalsky (George Clooney) y ninguno de los dos imagina que sus vidas están en peligro: una lluvia de basura espacial rompe su nave y los deja solos en el espacio.
Flotando a miles de kilómetros de la Tierra y sin comunicación, Stone y Kowalsky tendrán que encontrar el modo de volver, con vida, a casa, mientras el oxígeno se agota y la tormenta, se sabe, regresará.
El argumento de Gravedad no revela lo más interesante de esta película del mexicano Alfonso Cuarón, y es que, tratándose de un relato sencillo, se lo pudo haber narrado con todo el barroco disponible para el cine de ciencia ficción, pero se optó por resumirlo a las chances de estos dos personajes de salir con vida frente a tamaña situación.
No implica esto que se trate de una película sin uso tecnológico mediante. Por el contrario, la Warner habría destinado 80 millones de dólares para filmar y trasladar al 3D la cinta que al realizador de títulos como El laberinto del Fauno, Y tu mamá también, Harry Potter y el Prisionero de Askabán o Niños del hombre, le demandó un impás de siete años desde esa última producción.
Se hacía necesaria una técnica y una animación más fotografía de dimensiones importantes, y una dirección de actores e interpretaciones que respondieran a las demandas de un largometraje de los denomindados "de actor" y complejo de hacer creíble.
Tras los cambios de elenco -varias de las estrellas femeninas de primera línea fueron tentadas con el rol de Stone, y para el de Kowalsky, Clooney reemplazó a Robert Downey Jr.-, entre otros vaivenes de producción, el resultado es una película que transmite sensaciones con una profundidad tan infinita como el universo que el genial Emmanuel Lubeski logró fotografiar.
Encargada de abrir la última edición del Festival de Cine de Venecia, se sometió desde entonces al ojo crítico con total aprobación y ya se la enuncia como favorita para varios rubros en los Oscar de marzo venidero.
Tiene con qué. Mientras responde a la clase de cuentos que prefiere la Academia -"una metáfora... una historia de adversidad" común a todo ser humano, según Cuarón-, trasluce un realismo propio del cine latino independiente, que comprado por Hollywood, se sigue tomando algunas licencias respecto del camino del héroe y los finales felices junto con sus protagonistas.