Una amistad interracial e interclasial
Esta semana se estrena en Argentina la película Green Book: Una amistad sin fronteras la cual tiene enorme atención internacional puesto que posee cinco nominaciones a los premios Oscar, entre las cuales se encuentran Mejor Película, Mejor Guión Original y Mejor Actor Protagónico.
Por Denise Pieniazek
Green Book: Una amistad sin fronteras (Green Book, 2018) narra la historia de amistad entre el reconocido pianista y compositor Don Shirley, y su chofer y guardaespaldas Tony “Lip” Vallelonga en los años sesenta. Este relato está basado en una historia real la cual es contada en el filme por el mismísimo hijo de Tony, Nick Vallelonga quien posee años de carrera en la industria cinematográfica. Incluso Tony muchos años después ha actuado en El Padrino (The Godfather,1972), Buenos Muchachos (Goodfellas, 1990) y la serie televisiva Los Soprano (The Sopranos, 1999-2007), entre otras producciones. Debido a que curiosamente su vida real siempre estuvo ligada a la mafia italiana neoyorquina volviéndose en la ficción su texto-estrella.
Esta cuestión de los origines laborales de Tony Vallelonga también son expuestos en el filme como guardián en clubes nocturnos y sitios cuyos dueños pertenecían a la mafia italiana, pero a diferencia de los protagonistas de los filmes de Scorsese, él se negaba a participar de cuestiones más comprometedoras ilegalmente. Salvando las grandes distancias al igual que los filmes más representativos de Scorsese Green Book expone las diferencias culturales, inmigratorias, raciales y religiosas de New York (y todo Estados Unidos) en aquellos años.
En este contexto es cuando el niño prodigio negro devenido en un talentoso músico, capaz de experimentar con el género del jazz y la música clásica, contrata como chofer al (inicialmente racista) Tony Vallelonga. Debido a la necesidad económica de Tony este decide aceptar el trabajo como su chofer y “guardaespaldas” en sus giras musicales en varios estados del sur de Estados Unidos. Ese sur que como en otras historias cinematográficas representa el contraste social, en este caso entre blancos aristócratas y el músico negro que admiran, pero sólo arriba del escenario, puesto que debajo no hay integración alguna. De ahí deviene el título del largometraje, pues “Green Book” es la libreta donde se reglamenta qué hoteles del sur pueden hospedarse los negros.
A partir de allí el filme expone, quizás demasiado literalmente y sin sutilezas, el contraste entre estos dos hombres de distinta “raza” y clase social. Lo interesante del relato es que los roles sociales de la época están invertidos, el negro es el acaudalado jefe mientras el blanco de origen italiano, es su empleado. En consecuencia, al igual que dos películas recientes como Amigos Intocables (Intouchables, 2011) y Roma (2018) –con la cual compite por el Premio de la Academia a Mejor Película-, la amistad entre dos personas de distintas culturas y clases sociales será el eje principal de la acción.
La película en cuestión, va un paso más allá al mostrar al refinado y culto Don Shirley –interpretado por el versátil Mahershala Ali, quien nos muestra un personaje opuesto al encarnado en Moonlight (2016)- interactuar con el peculiar hombre con la “filosofía de las calles” Tony, pues el intercambio cultural y emocional entre ellos será más que interesante, e incluso por momentos cómico, debido a la credibilidad interpretativa de Viggo Mortensen en el papel de Vallelonga.
Green Book es una película que no sólo narra la historia de una amistad de dos personajes de distinta etnia y clase social sino también una película que habla en profundidad sobre los prejuicios, las minorías sociales, y por sobre todo el sentir del personaje de Don Shirley quien se siente muy sólo a pesar de éxito debido a su falta de pertenencia, pues él no se siente integrado en ningún grupo social, para los negros es muy rico y refinado, y para los blancos acaudalados racistas, a pesar de su talento siempre será negro. E incluso este aspecto sobre el sentido de pertenencia y la angustia del personaje del pianista es acentuado por su orientación bisexual.
En dicho sentido en todo momento Green Book, mostrará el poder y el alcance universal del arte musical capaz de unir estas diferencias sociales, al menos para quien estén dispuestos a hacerlo. Evidencia de ello es quizás la más emotiva escena del filme en que Don Shirley toca el piano en un bar local de negros. En conclusión, Green Book es un cálido relato, aunque se admite que carece de cierta originalidad, puesto que es muy esquemática y predecible en cuanto a las reglas del género, además de recurrir al recurso de las placas con datos al final, método innecesario que utilizan casi todas las películas basadas en acontecimientos reales del cine actual. Sin embargo, es una historia que sin dudas merecía ser contada en la pantalla grande y está muy bien lograda tanto a nivel actoral (ambos protagonistas están nominados a los Premios Oscar), técnico-formal como narrativo. Green Book una vez más nos enseña a no juzgar a un hombre por su apariencia o por como viste sino por su esencia.