Conduciendo a Don Shirley
Tuvieron que pasar muchos años para que se lo reconozca a Peter Farrelly (Tonto y Re Tonto, Irene yo y mi otro yo). Por suerte el momento llegó y es de la mano de Green Book, una película basada en una historia real que representa los 60 donde las diferencias étnicas estaban extremadamente marcadas. Está protagonizada por Viggo Mortensen y Mahershala Ali, ambos nominados para los Oscar como actor principal y de reparto respectivamente.
Tony Lip (Mortensen) es un inmigrante italiano que vive en Estados Unidos, tiene varios prejuicios instalados que nunca replanteó y se queda sin trabajo. En la búsqueda aparece la oportunidad de ser el chofer de Don Shirley (Ali), un pianista afroestadounidense reconocido por sus dotes en la música clásica. En un principio parece que la dupla no va a ser la indicada por sus diferentes procedencias, pero la ruta, el diálogo y las experiencias vividas cambian la relación. El género claramente se apoya sobre la comedia.
Un guion tan gracioso como duro es lo que nos presenta Green Book, donde la road movie sirve para establecer los vínculos entre los personajes y las intrépidas acciones de Tony le quitan la estructura seria y reservada de Shirley. Contiene un manejo de la época elegante, con gags de ese entonces, que vuelve una narración intelectual pero fácil de seguir. La dirección de arte se encarga de que no se le escape ningún detalle actual en la representación de aquel entonces.
Las situaciones que reflejan el racismo en 1962 son devastadoras porque todos los días se viven momentos similares. Se puede ver cómo sufría una persona de tez negra, aunque sea el mejor pianista del país. Las actuaciones se llevan todos los elogios con sus interpretaciones, logran captar las emociones indicadas y se vuelve totalmente verosímil para el espectador.
Es una película redonda técnicamente desde donde se la mire, los puntos fuertes se encuentran en lo mencionado anteriormente pero también se destaca el montaje, la fotografía y una sublime banda de sonido. Algo que es importante -y para nada menor- es el mensaje que transmite, las personas no se diferencian por su lugar de origen o sus características físicas, la amistad trasciende toda diferencia étnica.