Green Book: Conduciendo al músico afroamericano.
Llevándonos a los años 60, aparece una simple, clara y bien realizada road movie basada en una historia real para el deleite los espectadores y jurado de los Oscars.
Los personajes a realizar el viaje son un italo-americano de clase trabajadora (Viggo Mortensen) que toma el trabajo de ser el conductor de un pianista afroamericano (Mahershala Ali) que van de gira por lugares en el sur estadounidense, en los años 60, dónde rebalsa la discriminación.
Este género cinematográfico llamado Road Movie (Como Thelma & Louise, It Happened One Night, entre otras) es bastante directo, mostrando una metáfora clara sobre el viaje que realiza el personaje para desarrollarse. En este caso el vehículo en donde se transportan los protagonistas es un auto, viajando por gran parte de Estados Unidos. Teniendo en cuenta el contexto, que cada vez más al sur todo se vuelve más hostil para los afroamericanos, ya advertimos el tipo de progreso que tendrán los individuos.
La relación entre ambos personajes rememora a film como Driving Miss Daisy (1989) entre otros. Aquí se destaca la mano e interés de Peter Farrelly al dirigir y escribir esta película, generando una dinámica digna de Lloyd y Harry de Tonto y Retonto (1994), con este film siendo mucho más serio.
Las actuaciones estupendas de Viggo Mortensen, quien hace de Tony Lip, y Mahershala Ali el cual interpreta al pianista Dr. Don Shirley, llevan la dirección de la película sin ni siquiera morder banquina. Es prolija, divertida, y se palpa ese arco de transformación desde los primeros minutos, lo cual puede resultar contraproducente para los que esperan una película completamente original.
Basada en personajes reales, comienza con la presentación de Tony Lip la cual es muy convencional, clásico italo-americano, competitivo, seguro de sí mismo, con un entorno que recuerda al de Tony Soprano. Él con algún que otro problema con “la gente de color” debe ir a una entrevista de trabajo de chófer para, justamente, un hombre de color. Obviamente lo haría por un buen precio. Lo acepta, tanto como nosotros aceptamos el trabajo de Viggo, con su simpleza y gran corazón. Él empieza a entablar la relación con el pianista Don Shirley, con un estupendo Mahershala Ali entregando un acento, predisposición y sensibilidad al personaje que emociona en muchos sentidos.
Ambos deberán hospedarse en lugares que indique el “Green Book”, los cuales contienen hoteles solo para negros. Los dos sufrirán peripecias a resolver, intercalando charlas interesantes y vulgares en el auto, con una muy poderosa emocionalmente como sucede fuera del vehículo. El respeto entre ambos va a acrecentando como el cariño que nosotros les tendremos a los personajes.
Con una gran banda de sonido, especialmente en una escena de un bar, se aprecian pequeños gestos humanitarios, de amigos, que resaltan siendo muy bien presentados por el guion de Farrelly, que quiere entregar entendimiento entre ambas partes de la sociedad.
La segregación racial es un tema que siempre atrae el ojo de los premios Oscars. Pero no solo por eso sería una favorita de los premios. Green Book, de la mano de un magnífico Mahershala Ali, es un viaje hacia una porción de historia de aquel país del norte. Desde el italiano Tony hasta la cultura negra de Shirley que sufría inusitadas discriminaciones. A pesar que ya hemos visto films que generen estos sentimientos y situaciones, lo complaciente y categórica que resulta esta película no es para pasar de largo, es para darle un aventón.