Un antídoto contra la discriminación
Lejos de las comedias que lo hicieron famoso, el realizador norteamericano Peter Farrelly se adentra en Green Book (2018) en la amistad entre un pianista famoso afroamericano y su chofer, ayudante y guardaespaldas, Frank Anthony Vallelonga, también conocido como Tony Lip, a principios de la década del sesenta en un tour por los estados segregacionistas del sur de Estados Unidos, territorios conocidos por su racismo y su odio contra la población afroamericana.
Don Shirley (Mahershala Ali), un pianista afroamericano que combinó el jazz con la música clásica con un estilo moderno e innovador y vivió en el famoso Carnegie Hall, contrata a un maître del exclusivo club de Nueva York Copacabana, Tony Vallelonga (Viggo Mortensen), para acompañarlo en su gira por el sur de Estados Unidos. La intención del prestigioso pianista es transformar la mentalidad retrógrada y los podridos corazones de sus compatriotas a través del maravilloso poder de la música. La tarea de llevar al pianista a tiempo de concierto en concierto alrededor de los distintos estados deviene en amistad y también en comprensión de las raíces del racismo, ya sea a través de la llana discriminación, de los chistes más veniales o de las demostraciones de violencia. La relación entre ambos es también la unión de dos mundos completamente distintos pero que se encuentran para entenderse. Para las clases altas del sur el Doctor Shirley es un virtuoso en el escenario, un pianista excelso, pero fuera del escenario es otro negro que no puede sentarse en la misma mesa con los blancos ni orinar en los mismos baños que ellos. Tony, por su parte, es un hombre blanco de clase trabajadora de origen italiano con mucha verborragia y poder de convencimiento que mira con extrañeza la extravagancia del pianista y con tristeza su soledad, pero admira su cultura y su destreza musical. En este viaje de aprendizaje y apertura mental, Shirley, políglota y homosexual, afroamericano, alcohólico, solitario y culto, es sometido a todo tipo de discriminaciones, incluso por parte de las fuerzas policiales en escenas que en lugar de remarcar la humillación hacen hincapié en la voluntad del músico por superar los obstáculos, muchas veces gracias a la ayuda y el carisma de su nuevo amigo italoamericano.
En un recorrido por algunos de los estados más reaccionarios del país del norte, Shirley ofrece conciertos en Pensilvania, Ohio, Indiana, Iowa, Kentucky, Carolina del Norte y Georgia, adentrándose de a poco peligrosamente en el sur profundo hasta llegar a algunos de los reductos más conservadores de Estados Unidos como Tennessee, Arkansas, Luisiana, Mississippi y Alabama, donde persistían graves leyes y prácticas consuetudinarias de segregación racial.
La película también realiza una operación de deconstrucción de las relaciones de clase a partir del nexo entre el músico de clase alta y el trabajador de clase media, ambos de orígenes y realidades completamente distintas que se ven obligados a convivir y a aprender el uno del otro, para descubrir que pueden ayudarse mutuamente mientras se divierten. Ali y Mortensen realizan una gran labor al personificar a estos dos amigos en un proceso de sondeo, conexión y desconfianza mutua, apropiándose con gran versatilidad del guión del propio Farrelly junto a Brian Hayes Currie y Nick Vallelonga, hijo de Tony.
El título del film se refiere a una guía para viajeros afroamericanos que fue publicada en Nueva York por treinta años entre 1936 y 1966, durante el período en el que rigieron las ominosas leyes de segregación racial en varios estados del sur. El libro funcionaba como una guía de hoteles y restaurants donde los afroamericanos podían acudir sin ser discriminados por una caterva de fascistas enajenados por su odio irracional.
A pesar del tema que analiza el film de Farrelly, responsable de algunos éxitos allá lejos y hace tiempo como Tonto y Retonto (Dumb and Dumber, 1994) y Loco por Mary (There’s Something About Mary, 1998), Green Book es un film de gran calidez que no reniega del humor más franco como antídoto ante el odio racial y que apela a la emotividad y la sencillez en una obra pedagógica sobre la amistad, la comprensión y la puesta del cuerpo en favor de una política realista y estratégica de igualdad de derechos con la música como instrumento de cambio social.