LAS HISTORIAS QUE EL APARTHEID YANKEE NOS DEJÓ
Hollywood ya nos tiene bastante acostumbrados a que todos los años nos ofrece películas sobre la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Vietnam o sobre el Apartheid que coexistió en aquella sociedad tan autoproclamada democrática que asusta. Este año nos trae una historia verídica que mezcla arte, cultura y resistencia en Green book, dirigida por Peter Farrelly y protagonizada por Viggo Mortensen y Mahershala Ali.
El film sigue la historia del primer pianista negro (Don Shirley) en realizar una gira por Estados Unidos. Para ello, este virtuoso músico contratará a un chofer blanco, recomendado por sus conocidos ya que sabe encargarse muy eficazmente de los problemas que surgen a su alrededor. Este chofer es Tony Lip, un hombre de clase trabajadora de los suburbios que bien sabrá acomodarse a la situación y a los prejuicios que trae encima. A través de esta sutil road movie, la pareja protagonista se irá conociendo, compartiendo momentos y viviendo en carne propia lo injusta que supo ser la sociedad estadounidense en la década de 1960. A través de situaciones cotidianas, pero al mismo tiempo increíble de creer que hayan sido ciertas, la historia nos revela el trasfondo incoherente de un sistema cultural que explota a sus artistas pero que no puede salvaguardar la segregación que se encuentra en su base social. Y para sortear esta discriminación, será de clave importancia el “Green Book”, la guía de viajes que establece cuáles son las zonas, lugares y establecimientos que aceptaban afroamericanos. Claramente nuestra pareja protagonista irá resolviendo, aceptando o evitando diferentes situaciones problemáticas al mismo tiempo que se irán haciendo más y más amigos.
Green book esta filmada con atinadas tomas de los pueblos que los músicos irán visitando, de las rutas que transitan, al mismo tiempo que la ambientación de época está correctamente establecida. Los diálogos son un rico ejemplo del choque cultural que esta dupla representa: el encuentro de dos clases sociales diferentes, la trabajadora y la “acomodada”, con estudios y de reconocimiento social, ya que a pesar de las diferencias raciales que bien establece una jerarquización según las reglas sociales de aquel entonces, el film también nos demuestra el choque clasista de los incipientes amigos. Aunque claramente Hollywood nos da cuenta de que ambos tienen cosas que aprender del otro. Clásico y siempre efectivo happy ending for everyone.
Junto con Pantera Negra, Infiltrado del KKKlan y Si la calle Beale hablara, Green book viene a refrescarnos la deuda histórica y el mea culpa artístico que tanto le ha dado de comer a la industria cinematográfica estadounidense. Quedará esperar a ver qué repercusión tienen estos films en la pronta entrega de los premios Oscar, y ver qué tan “políticamente correctos” son en este 2019.