El que vivía en una mentira
“Gringo: Se busca vivo o muerto” (Gringo, 2018) es una comedia negra sobre narcotráfico dirigida por Nash Edgerton y escrita por Matthew Stone y Anthony Tambakis. El reparto incluye a David Oyelowo, Joel Edgerton (hermano del director), Charlize Theron (también productora), Harry Treadaway, Amanda Seyfried, Hernán Mendoza, Carlos Corona, Sharlto Copley, Alan Ruck, Thandie Newton, Diego Cataño,
Rodrigo Corea, entre otros.
Harold Soyinka (David Oyelowo) es supervisor de operaciones en Promethium, la empresa farmacéutica de Chicago en la que uno de sus presidentes es su amigo Richard Rusk (Joel Edgerton). Gracias al informe de su contador, Harold sospecha que la empresa está por fusionarse con otra, lo que lo llevaría a perder el empleo. Sin embargo, Richard le dice que todo anda bien y que en el viaje de negocios que Harold debía hacer a México, él y la otra presidenta Elaine Markinson (Charlize Theron) lo acompañarán.
Lo que Soyinka no sabe es que sus jefes le venden Cannabax (una nueva pastilla de marihuana) a un cartel de allí encabezado por la “Pantera Negra” (Carlos Corona). Ellos viajaron hasta México para advertirle al gerente de la planta que corte los suministros al narcotraficante. Decepcionado de su amigo Richard, Harold fingirá su propio secuestro y, sin saberlo, será buscado por la Pantera Negra ya que éste cree que Soyinka es el responsable de que Promethium no quiera venderle más la droga.
Películas sobre narcotraficantes ya hay muchas, por lo que siempre que aparece una nueva se espera que tenga algo original. Este no es el caso. “Gringo” no tiene rumbo: ni el director sabe cuál es el foco de la historia, por lo se produce un lío de subtramas y el espectador termina perdiéndose por la torpe estructura narrativa.
Durante los primeros 40 minutos el film logra generar interés ya que nos presenta a Harold, un nigeriano que vive en Estados Unidos con su esposa Bonnie (Thandie Newton). Él cree tener un buen amigo en Richard, la persona que le dio el empleo en la empresa farmacéutica, así como confió en Bonnie para que le diseñe el loft. Sin embargo, esa buena vida que creía tener se va desmoronando a partir del viaje a México.
Hasta ahí todo va bien: tenemos a un personaje caído en desgracia y un problema con el cartel mexicano, que no aceptará de ninguna manera que Promethium le deje de vender Cannabax. Sin embargo el relato decide desviarse hacia otros asuntos que desdibujan lo construido; por ejemplo, de la nada se hace hincapié en Miles (Harry Treadaway) y Sunny (Amanda Seyfried), una parejita que viajó gratis a México (Miles va a ser una mula de droga pero su novia no lo sabe) y siempre se cruza de casualidad con Harold.
Por otro lado veremos secuencias de engaños amorosos, persecuciones en coche, tiroteos, un superior de la empresa que quiere despedir a los presidentes actuales, una escena de Harold borracho que aburre mucho… incluso a mitad del filme se introduce a Mitch (Sharlto Copley), hermano de Richard que ayuda a los haitianos por los destrozos de un terremoto.
Como se puede ver, la trama de la cinta es demasiado caótica. Sumado a esto, el humor no funciona, en especial con el narcotraficante Pantera Negra: siempre que estamos ante una situación seria, el hombre decide preguntar cuál es el mejor CD de Los Beatles, lo que hace que la escena se vuelva bizarra.
Si el director sólo se enfocaba en Harold Soyinka y explicaba mejor por qué toma determinadas decisiones, la película quizás habría funcionado. Con un final que da la sensación de ya haber sido visto en otras producciones, “Gringo” se deja ver aunque sea muy olvidable.