Hay películas difíciles de encasillar en un género que mientras las mira el espectador se pregunta ¿Es una comedia? ¿Policial? ¿De mafias? ¿De estafas? ¿Qué es esto? Generalmente va acompañado de una trama confusa con muchos giros tal vez innecesarios y así el público está perdido todo el film tratando de encontrar la identidad y lo central de éste. Aunque, muchísimas veces, el recurso de no hacer pertenecer a un género en particular a la cinta, hace de ésta una obra de arte, principalmente por su carácter de nuevo. Lamentablemente, “Gringo: Se busca vivo o muerto” forma parte del primer caso.
“Gringo” parte de una idea muy interesante que mejor encarada podría haber dado como resultado una experiencia cinematográfica que no olvidaremos nunca. Pretende contar la historia de Harold Soyinka, un afroamericano de clase media que trabaja para un viejo amigo de la universidad, Richard Rusk, quien maneja una importante empresa farmacéutica. Por problemas presupuestarios, la empresa debe cortar relaciones con un cartel mexicano con el cual tenían una transa relacionada a unas pastillas de cannabis medicinal. Para terminar las negociaciones mandan a Harold a México, quien cuando llega es abandonado por su mujer vía Skype, que le confiesa que lo engaña con Richard. Entonces Soyinka decide vengarse de su jefe y fingir su propio secuestro pidiendo una gran recompensa. Con un excedente de giros innecesarios la trama avanza sin salirse nunca de lo esperado. Por si esto fuera poco, a la par vamos viendo la historia amorosa de Richard con Diane, segunda al mando de la empresa; a una pareja joven que viaja a México porque él tiene que llevar un paquete sin que su novia se entere, los cuales solo aportan a la historia un breve diálogo entre Harold y la joven; entre otras historias paralelas que se van contando. Todo este “cocktail de giros e historias” en menos de dos horas.
Si bien los primeros dos actos carecen de ritmo y no nos proponen algo que nos inquiete, en el tercer acto el largometraje mejora notablemente y nos regala algunas imágenes lindas, con una vuelta de tuerca que llega tarde. Del grueso de la película son destacables algunas metáforas que, debido a su buen manejo y construcción, van tomando peso simbólico en la narración.
Los personajes secundarios que van apareciendo están inundados de estereotipos típicos de estadounidenses, como por ejemplo el del mexicano tonto. A su vez, los protagonistas no terminan de ser sólidos en su personalidad, hay una cierta coherencia, pero nunca son llevados a una situación en la que los veamos realmente o sean puestos a prueba.
En cuanto a la producción y el arte, en este caso no tienen mucho que aportar, más allá de algunas buenas imágenes; debido a la importancia que tiene el guion en el cine, cuando éste no es lo suficientemente sólido y hace agua desde casi cualquier punto que se lo mire, es muy difícil de elevar el nivel desde los otros departamentos.
En conclusión, “Gringo: se busca vivo o muerto”, es un film que busca contar mucho a través de una idea interesante, con los dos primeros actos plagados de clichés y giros innecesarios de trama pero que en el tercer acto mejora notablemente.