Gringo: La gran estafa.
Nash Edgerton (The Square) nos ofrece su segundo largometraje como director donde se mete en el ámbito de las estafas del sector corporativo, mezclado con el mundo del narcotráfico y los secuestros que rodea a la sociedad mexicana contemporánea.
El director consiguió reunir a un elenco estelar, entre los que se encuentra su hermano Joel Edgerton (The Gift), David Oyelowo (Selma), Charlize Theron (Atomic Blonde), Amanda Seyfried (Anon, Mamma Mia!), Thandie Newton (Westworld) y Sharlto Copley (District 9) para poder contar una historia interesante que sufre algunas inconsistencias narrativas y nunca logra dar con el tono justo para el humor, pero que sale adelante gracias a sus talentosos intérpretes.
El largometraje nos cuenta la historia de Harold Soyinka (Oyelowo), un hombre de negocios que tiene sus miras puestas en un ambicioso proyecto con dos empresarios estadounidenses. Sus expectativas son altas y estará dispuesto a todo. Cuando parece que la operación marcha a la perfección, la situación se complicará cuando Harold descubra que sus jefes (Theron y Edgerton) están por hacer quebrar a la empresa, haciendo que muchas personas, incluyéndolo a él, queden sin trabajo. A su vez, la empresa para la que trabaja se encuentra involucrada con narcotraficantes mexicanos y usando sus laboratorios para producir droga. La situación se complejizará aún más cuando Harold decida fingir su secuestro con el objetivo de vengarse de sus jefes y poder conseguir algún tipo de beneficio o compensación económica. Lo que no sabe es que los narcotraficantes piensan que él es el jefe de la empresa e intentarán capturarlo para poder resolver una disputa que involucra la producción de droga.
La cinta recoge algunos elementos del policial y la comedia negra, como así también del drama de denuncia que busca acusar a las mafias de las empresas farmacéuticas. Es por ello, que la historia transita por un terreno sinuoso donde no termina de hallar su tono, no obstante, estos elementos también la hacen atractiva para el espectador. Es de aquellos relatos que abundan en las filmografías de los hermanos Coen o en la de Martin McDonagh (Three Billboards Outside Ebbing Missouri, In Bruges), pero sin ese balance perfecto entre la crítica social, el humor irreverente y la acción/drama. El humor de Gringo resulta ser bastante simplón y desatinado sin llegar a ese nivel de absurdo o sordidez necesaria para funcionar dentro de una historia de estas características.
Lo que sí resulta realmente destacable del guion escrito por Matthew Stone (Intolerable Cruelty) y Anthony Tambakis (Warrior) es su habilidad para yuxtaponer todos los enredos que sugiere la historia y amalgamar a ese gran elenco en una narrativa por lo menos entretenida y atrapante. Si nos ponemos a analizar el resultado final, conseguimos arribar a la conclusión de que podríamos habernos encontrado con un film mucho mejor. Gringo es algo extensa y derivativa pero sincera al dejar entrever su falta de pretensiones. Además, muestra a sus personajes como personas comunes envueltas en circunstancias extraordinarias, y no necesariamente a héroes inverosímiles. Por ahí, la subtrama de Amanda Seyfried termina siendo poco aprovechada e intrascendente a la línea argumental principal.
En síntesis, Gringo es un relato disfrutable gracias al talento de sus intérpretes y la atractiva trama. Sin embargo, la enorme cantidad de vueltas de tuerca, la extensa duración del film y el empleo del humor de forma desatinada vuelven a la película una oportunidad desaprovechada.