De Guatemala a "Guatepeor"
Un hombre se entera de que su mujer lo engaña y está a punto de quedar en quiebra por culpa de sus jefes. Por eso decide fingir un secuestro para cobrar un seguro.
Harold (David Oyelowo) vive en su mundo feliz hasta que todo se le cae a pedazos: se entera de que su esposa lo engaña y está a punto de quebrar su economía, al mismo tiempo que la empresa farmacéutica para la que trabaja lo dejará sin trabajo, tras muchos años de explotación y malos tratos de parte de sus jefes Richard (Joel Edgerton) y Elaine (Charlize Theron), cuando se realice una fusión no muy transparente.
Atrapado en todos los frentes, decide vengarse de todos simulando un secuestro para cobrar un seguro, pero su plan perfecto cambia cuando un cártel mexicano lo rapta al enterarse de que Harold conoce la fórmula de una pastilla.
Así, Harold se encuentra en peores problemas, y a la espera de que alguien en esta cadena de corrupción y crimen se apiade de su alma. El problema es que con tantos intereses en juego, será difícil que todo se termine rápido y, al contrario, habrá más gente involucrada para tratar de sacar una tajada en medio del conflicto.
Si bien todos los enredos pintan a “Gringo” como una mera comedia, en realidad hablamos de un thriller, pero con un ágil guión y buena resolución en cada escena. De todas maneras, su estética liviana y hasta arquetípica hace que lo cómico florezca y el público nade en diferentes corrientes entre la tensión y la risa. Más allá de lo disímiles que estas emociones puedan ser, el director Nash Edgerton es muy correcto en los porcentajes que le otorga a cada género cinematográfico que plasma en pantalla, creando la ilusión de equilibrio entre comedia y suspenso. La producción se asienta entre una serie de películas “degeneradas”, que en realidad juegan con elementos de diferentes tonos y a pesar de referencias y recursos conocidos, su mezcla las hace originales.