Emotiva. Hilarante. Desprolija. Si Marvel sacó del barro una pepita de oro con la primera Guardianes de la Galaxia - un comic ignoto que se ganó el aplauso del público y la crítica, y convirtió a sus protagonistas y creativos en estrellas de la noche a la mañana -, la segunda entrega se ve forzada. Ok, cuando entra en calor Guardianes de la Galaxia Vol. 2 es formidable, pero la primera media hora es un licuado de cosas buenas e ideas desastrosas. Como un grupo de deportistas entrando a la cancha sin precalentamiento, y haciendo las cosas de manera torpe y afectada. Desde ya Dave Bautista y Groot salvan las papas del fuego, pero Chris Pratt va en modo automático, Zoe Saldana no está enterada de qué va la cosa, y el peor ofensor de los sentidos es Rocket Racoon (voz de Bradley Cooper), que es tan chistoso como pasar las uñas sobre un pizarrón. Sólo recuerdo un filme previo en donde un grupo de personajes adorables se portaban como idiotas, y eso ocurría en los primeros minutos de Piratas del Caribe 3. Por suerte James Gunn afila el lápiz y, pasado el primer acto, las cosas entran en el trance natural y delicioso que tanto añorábamos.
Claro, el problema es que el primer filme fue un éxito y ahora Gunn siente la presión sobre sus hombros de hacer algo similar. Salvo la insólita paridad de los hermanos Russo, es raro que en el universo cinemático Marvel alguien haga doblete y con la misma calidad del filme original. Ni Los Vengadores 2: La Era de Ultrón ni Iron Man 2 fueron de mi agrado - a pesar de la obscena cantidad de dinero que recaudaron -. Por suerte Gunn es un tipo que parece disponer de una chispa ilimitada y corrige a tiempo los errores de timing cómico. La historia es cualquier cosa y, francamente, a nadie le importa demasiado que una raza de tipos dorados quieran reventar a los Guardianes por un puñado de pilas Duracell inagotables, o la dichosa agenda secreta que posee el reaparecido padre de Peter Quill; pero la gracia está en ver a estos tipos discutir, gastarse bromas pesadas y, sbre todo, mostrar una enorme nobleza en los momentos mas angustiantes. En ese sentido Gunn sigue siendo un maestro: en un momento vemos a un grupo de piratas amotinados fastidiando feo a un Groot versión bebé y, minutos mas tarde, llega la enorme y satisfactoria venganza. Oh, sí, esos momentos son épicos.
Si el primer acto es tosco, el otro problema importante que tiene Guardianes de la Galaxia Vol. 2 es que dejó de ser para toda la familia. Es posible que el éxito brutal de Deadpool y Logan - a las cuales la calificación para adultos pareció darle mayor atractivo en la taquilla - haya empujado a Marvel y Gunn a hacer lo mas osado que se pueda dentro del rating PG 13, y apunte definitivamente a un público adolescente. Hay muertes feas, violencia contra Groot bebé, momentos tristes y una tonelada de chistes zarpados que tienen algo de chocante. Ver a estos idolos hablando de penes es estremecedor, simplemente porque es inesperado.
Si esos problemas de tono abundan, en donde Guardianes de la Galaxia Vol. 2 repunta y se redime es cuando la subhistoria del padre de Peter entra a desarrollarse. El nuevo personaje de Mantis - la chica que siente tus emociones con apenas tocarte - es deliciosamente torpe e ingenua, y tiene una quimica super especial con Drax. Claro, la mole de músculos es un bobo literal pero, aún cuando la llama engendro horrible (y alguien con quien no se acostaría), en el final termina reconociendo su inocencia y su belleza interior - las que le hacen acordar a su hija fallecida - ... y ahí la gente aplaude de pie y deja escapar una lágrima. Hablamos de tipos pasados de maquillaje, de un forzudo que viene de la lucha libre y nunca estudió actuación, y de una comedia pasada de efectos especiales pero... hay algo profundamente sincero y adorable en la perfomance de Dave Bautista que te llega y que te termina por emocionar.
Y así como eso, hay muchos otros momentos emotivos. Porque estos mercenarios de buen corazón no dejan de ser una pandilla de huérfanos que han formado una familia, y que se preocupan por sus respectivas suertes. Ya sea la sicópata de Karen Gilliam como el rudo pirata azul de Michael Rooker (en especial, éste último) tienen parlamentos que te conmueven. Deudas pasadas que se traducen en muestras de amor fraternal mal interpretado, una historia común que ha formado lazos mucho mas fuertes de lo esperado, tipos que hacen cosas temerarias con tal de salvar a sus amigos... he allí el secreto del éxito de la franquicia, matizado por sus chistes y su genial banda sonora.
Desde ya la película mete tantos personajes nuevos y cameos que da para hacer un segundo equipo de guardianes - que posiblemente sea la idea; la pandilla de Silvester Stallone, Michelle Yeoh y Michael Rosenbaum está constituida por los personajes que integraban los guardianes originales en el comic... y hay pistas que sus aventuras seguirán en el próximo filme -. El villano está de adorno, no hay pistas relacionadas con la inminente Vengadores: Guerra Infinita, y hasta hay un indicio de que Adam Warlock - un seudo dios de los comics Marvel - hará una aparición en los proximos estamentos de la saga.
Desde ya Guardianes de la Galaxia Vol. 2 sigue siendo una película superrecomendada, pero estén atentos a esperar desprolijidades. A veces la acción marea, a veces la historia hace agua... pero cuando estos tipos se mandan sus típicas locuras, es para aplaudirlos de pie. Y cuando se abren y muestran sus sentimientos, realmente emocionan. Sea el ladrón de escenas Dave Bautista, o Zoe Saldana dejando sus cuitas de lado para abrazarse con su sufrida hermana, o Chris Pratt hablando con profundo amor de su madre, o incluso Bradley Cooper contando su historia de origen. Y, desde ya, baby Groot robando cámara con su ternura a flor de piel. Es que estos tipos ya han pasado a ser amigos nuestros con lo cual sólo nos interesa pasar un par de horas con ellos y, cuando los títulos de crédito corren, ya comenzamos a extrañarlos. Quizás ésa sea la mayor cualidad de la franquicia, la cual tiene un don especial para tomarse un lugar en el corazón de la gente.