Hace tres años el mundo del cine conocía a los ignotos (para todo aquel que no leía comics) Guardianes de la Galaxia y sentía los efectos del amor a primera vista. Este año llega el Volumen 2 de la saga, con el mismo humor, las mismas buenas ideas y los mismos carismáticos personajes.
Esta nueva entrega nos muestra a Star-Lord, Gamora, Drax y Rocket combatiendo los males de la galaxia al mismo tiempo que tienen que cuidar al recién re-nacido Baby Groot. Pero su primera misión se complica al verse implicados en una persecución que termina con una sorpresa inesperada: la aparición del padre biológico de Star-Lord. Y así el grupo se embarca en una nueva aventura en la cual se enfrentarán a varias potencias dispuestas a aniquilarlos en su intento de destruir la galaxia.
El argumento realmente no es la gran cosa y probablemente sea, justamente, el punto más flojo de una película por demás entretenida y eficaz. Los personajes están delineados a la perfección, tal como se demostró sorpresivamente en su primera entrega, y eso es lo que le aporta a esta saga un interés tan particular.
El elenco no es de lo más destacado del cine, pero claramente sabe muy bien cómo llevar adelante las acciones y las frases que sus personajes aportan desde el guion. Mucho más equilibrada en la participación del grupo que su predecesora, Guardianes de la Galaxia Vol. 2 tiene muchos aciertos en su haber, sobre todo en las situaciones en las que vemos a Drax, personaje que hasta ahora no había tenido grandes momentos para lucirse.
Si bien a veces el guion es un poco forzado tratando de reproducir los mismos efectos que el volumen 1, la precisión de la mayoría de los diálogos, el timing de los chistes y las carismáticas personalidades de Rocket (en la voz de Bradley Cooper) y Star-Lord (el ya no tan desconocido Chris Pratt) hacen que no falten momentos de mucho humor. También es un gran acierto la cantidad de preponderancia que ganan los forajidos al mando de Yondu, que le dan una particular dinámica a esta historia, tal como lo habían hecho hace tres años.
Estéticamente la película tiene pocos momentos donde aporta algo novedoso, pero al igual que con los chistes, cuando logra el impacto visual, es de una calidad asombrosa.