A esta altura decir que Marvel Studios tiene una fórmula propia para realizar as adaptaciones al cine de sus personajes del cómic no es ninguna novedad. Muy probablemente, Guardianes de la Galaxia sea el ejemplo más puro de esa fórmula que mezcla una edición rápida, personajes gancheros, colores llamativos explotando en nuestros ojos, múltiples referencias a la cultura pop y, sobre todo, la filtración constante de comedia.
En este sentido, el Volumen 2 de la saga que se inició con el exitoso film de 2014 ofrece lo que se espera de ella, ni más ni menos que una más, aunque quizás con algunos excesos. En el primer film esta banda era presentada como un grupo de rebeldes que terminaban uniéndose contra su voluntad en un equipo de acción en defensa del universo.
En esta segunda entrega, que repite a James Gunn detrás de cámara y en el guion, el aspecto rebelde y quizás ambiguo – acercándolos a algunos a ser villanos reconvertidos – de sus personajes no es tan notorio, por lo que las diferencias con la línea principal de super héroes de Marvel, Los Vengadores, es bastante menos notoria.
Todo comienza con Star Lord (Chris Pratt), Gamora (Zoe Saldana), Drax (Dave Bautista), Rockett Racoon (voz de Bradley Cooper), y Baby Groot (voz de Vin Diesel) cumpliendo el encargo de entregar unas baterías en el planeta regido por Ayesha (Elizabet Debicki con casquete y dorada a lo Goldfinger).
El intercambio sale correctamente, pero Rockett Racoon, básicamente porque sí, decide robarse algunas baterías, por lo cual serán perseguidos por Ayesha y los suyos durante buena parte del film. Paralelamente, o conjuntamente, trasladan a Nebula (Karen Gillan), villana y hermana de Gamora, a la cual tienen prisionera en la nave y expectante a una traición para poder liberarse y cumplir con su venganza.
Paralelamente, o conjuntamente, se cruzarán con Ego (Kurt Russell), especie de Dios creador de materia, un celestial, quien resulta ser el padre de Star Lord/Peter Quill. Como si esto fuese poco, en buena parte del film, Rockett Raccon se separará del resto y vivirá otra historia junto a Yondu (Michael Rooker).
Sí, a Guardianes de la Galaxia Vol. 2, le cuesta hacer pie. Presenta varias historias que se relacionan unas con otras, pero se anejan por carriles separados, por lo que, extrañamente, en gran parte de sus más de dos horas de metraje, pareciera no tratarse de nada más que de mostrar a sus personajes haciendo algo.
Ayesha, que se supone es la villana, o es lo que se nos muestra durante casi toda la película, desaparece prontamente, para pasar a otra cosa, y luego volver, y volver a desaparecer, y volver. Así, nunca se encuentra a la altura de las circunstancias. Hay química entre los personajes, es innegable, aunque esta vez, a diferencia de la primera, las acciones son más solitarias que de conjunto.
Se agradece también que el personaje de Yondu haya crecido, siempre da gusto ver a Michael Rooker, aunque sea pitufado. Kurt Russell, Karen Gillan, y Pom Klementieff (como Mantis en empática que vive junto a Ego) sacan buen provecho de sus personajes y se acoplan bien al conjunto. El resto será otra vez cuestión de gustos.
El ritmo resulta anti climático, cada escena debe ser cortada por una línea humorística que de tan esperada ya no es tan efectiva. Se genera emoción, se lanza un chiste y nos vuelve a donde estábamos; los villanos intentan sugestionar, hacen alguna pavada para que nos riamos; los momentos de acción son musicalizados con canciones gancheras de onda retro (la marca de fuego de la saga) que le restan vértigo, y otra vez, se muelen a golpes, pero no pueden evitar lanzar un gag atrás del otro.
La épica, para otra ocasión. Al ser una secuela se evita de presentar a la mayoría de los personajes, rápidamente se los pone en situaciones, y se cae a una serie de relatos en los que se supone que los mismos ganarían en profundidad. Lo cierto es que hay un tramo importante en el que solo vemos gags, situaciones que no conducen a ningún lado, y la acción se hace esperar a un final que recién alcanza un buen climax promediad los últimos diez o quince minutos.
Guardianes de la Galaxia tiene sus fans, y Marvel aún más, a ellos irá dirigida esta película que lejos de innovar se siente cómoda en la fórmula habitual. Para el resto que querríamos ver algo diferente, tendremos que seguir esperando una vez más.