La galaxia les quedó demasiado grande
Guardianes de la Galaxia” (Guardians of the Galaxy, 2014) fue una sorpresa para sus realizadores, en todo sentido. En el universo cinemático de Marvel no era un filme que se esperaba o que tuviera mucha continuidad con las otras producciones. Además, hablamos de que hicieron un largometraje sobre un grupo de superhéroes de una “segunda línea”, en el sentido que no ostentaban tampoco tanta popularidad como los otros personajes, y tampoco eran tan conocidos para el espectador promedio. Pero fue un éxito rotundo.
Tan es así que una semana de que se estrenara se anunció en la Comic-Con de San Diego que iba a haber una secuela y que se iba a estrenar el 28 de julio de este año (no es que le erraron a la fecha en ese momento, sólo que decidieron adelantar el estreno). “Guardianes de la Galaxia Vol. 2” (Guardians of the Galaxy Vol. 2) es el capítulo 3 de la Fase 3 del MCU, y si la primera trataba a groso modo de la formación de una familia muy particular, ésta ahonda en sus orígenes.
Pasaron sólo algunos meses desde que los Guardianes se encontraron y decidieron trabajar juntos. Peter Quill (Chris Pratt), Gamora (Zoe Saldana), Drax el Destructor (Dave Bautista), Rocket Racoon (Bradley Cooper) y Baby Groot (Vin Diesel) se dedican a realizar “trabajos” para quienes los contraten, pero es en uno de ellos en que Rocket pone en peligro a todos sus amigos. Es así que escapando para que no los maten, son salvados por alguien llamado Ego (Kurt Russell) y su ayudante Mantis (Pom Klementieff).
Este ser se presenta como el padre de Peter y capta automáticamente su atención. Mientras él, Gamora y Drax deciden visitar el planeta de su progenitor; Rocket, Baby Groot y Nébula (Karen Gillan), que es su prisionera, se quedan tratando de arreglar la nave. Este grupito será interceptado por Yondu (Michael Rooker), que viene reclamando su venganza por lo ocurrido en la primera parte.
Lo cierto es que algo muy oscuro se cierne sobre estos héroes y, si no están atentos, podría llegar a ser no sólo su fin sino el de la existencia misma. Es tiempo de que vuelvan a salvar al universo.
Alguna vez lo hemos dicho, y no nos cansamos de repetirlo: mucho más y a mayor escala no quiere decir que sea mejor. Esta secuela tiene demasiados problemas, pero uno de los más importantes es que a James Gunn, su director y guionista, la película se le va de las manos y pierde completamente el ritmo narrativo.
Llega un momento en que el filme se convierte en un caos y se vuelve soporífero y anodino, y no hay efecto especial o chiste que lo salve. Pero además, está segunda parte comete el error fatal de exacerbar y redoblar la apuesta de todo recurso que haya funcionado en la primera. Por lo tanto se siente un refrito mal hecho, más de lo mismo, y eso hace que pierda encanto y frescura.
Como toda obra de Marvel, se presentan en segundo plano personajes que van a tener más incidencia en futuros proyectos, hay perlitas para el fanático, y muchos chistes para todos. Se sabía que los Guardianes iban a aparecer en “Avengers: Infinity War” (2018) junto a los otros popes del universo superheroico, pero también se anunció hace poco (sí, como hicieron antes) que va a haber una tercera parte. Ah, si aguantan toda la película, sepan que hay cinco escenas más entre los títulos del final.
Ninguna tan relevante o crucial como para que no abandonen la sala tranquilamente.
Lamentablemente, “Guardianes de la Galaxia Vol. 2” no está a la altura de la original, es más larga, aburrida y descansa en la grandiosidad de sus efectos especiales. Pero, como pasa desde que el cine es cine, la historia es siempre lo que cuenta. Y acá la trama es lo que falla y bastante. Tal vez vaya siendo hora de que estos guardianes se busquen otro trabajo y optar por contratar seguridad privada.