Más comedia y menos acción
Era difícil superar, y hasta igualar, a la frescura de la película original. Y Vol. 2 busca más risa que emoción.
Muchas películas lo habían intentado, pero ninguna lo había logrado con el éxito de Guardianes de la galaxia. La original, la de hace tres años, se burlaba y homenajeaba al género de acción y de ciencia ficción con mucho buen humor y -lo que era aún mejor- mucho ingenio.
Personajes estrafalarios, la fantasía brotaba a borbotones, había guardianes que se peleaban entre sí. En fin, se abría una puerta hacia lo desconocido, dentro lo conocido que suele ofrecer Hollywood.
Tal vez las bajas expectativas que teníamos con la primera se volvieron en contra con las altas que guardábamos con la segunda. Porque Guardianes de la galaxia Vol. 2 quiere ser más graciosa, y se pierde profundizar en los personajes.
Con la banda de renegados de Star Wars como fuente de inspiración, Guardianes de la galaxia era, sino una fábula de rock and roll como Calles de fuego, sí una cabalgata de chispa y agudeza.
La primera era sobre cómo los criminales galácticos (Peter Quill -un Chris Pratt al que el rol le calza perfectamente, como su traje intergaláctico-, la verdosa Gamora, el musculoso Drax, el hombre árbol Groot y el mapache Rocket) se constituían en un grupo. Ahora la banda ya está, digamos, ensamblada, y aunque se sume alguno, esta película trata sobre cómo Peter es Peter, y la relación con su padre desconocido, una especie de Dios universal que encarna Kurt Russell.
Como si Vol. 2 fuera lo que a La guerra de las galaxias fue El Imperio contraataca, con Peter como cruza entre Han Solo y Luke Skywalker, en busca de su padre y su linaje.
Y hay más sobre la familia, y hay tanta subtrama y trama que llega un momento en el que uno piensa ¿hacia dónde va la acción?
Lo cierto es que es acción de ciencia ficción, pero más y más orientada hacia la comedia, con varias relaciones familiares problemáticas.
Que el padre de Peter se llame Ego debería anticiparnos algo. La madre del aventurero que vivía escuchando música de los ‘80 estaba muerta. Tras un comienzo prometedor (en verdad, son dos: la presentación de Ego en la Tierra, y la batalla de los Guardianes contra un monstruo con forma de pulpo gigantesco), entendemos que Ego busca a Peter por algo. Tiene un planeta que es una suerte de paraíso que creó solamente con el poder de su mente.
La irreverencia de la original podemos decir que se mantiene intacta, pero el punch no es el mismo.
Tampoco lo es Groot, que era un hombre árbol, del que sólo quedó una ramita, que actúa, casi, como un niño sin demasiada conciencia. El musculoso Drax, que no usa remeras ajustadas porque tiene pezones sensibles, es el que más desarrollo tiene, riéndose de todos cuando no debería. Si Groot es un bebito, Drax es un niño grandote.
En fin, que el trailer -uno de los tantos que se conocieron- con The Chain, de Fleetwood Mac, como leit motiv, invitaba y daban ganas de ver el Vol. 2, y hasta parece mejor que la película.
Y atención fanáticos: a no levantarse de las butacas, que el filme no tiene uno, ni dos, ni tres, ni cuatro finales: tiene cinco entre los créditos...