Los guardianes de la guerra del arca del orbe de las galaxias
Guardianes de la galaxia (Guardians of Galaxy, 2014) se parece al sueño lúcido de un niño que acaba de ver La guerra de las galaxias (Star Wars, 1977) por primera vez en su vida y sale del cine obnubilado con la idea de tabernas intergalácticas, imperios que contraatacan y héroes que regresan. Si ese mismo niño despertara al día siguiente con una cámara y 170 millones de dólares, filmaría esta misma película: una divertida aventura espacial llena de entusiasmo por sí misma, escrita con una indulgencia (y déficit de atención) infantil.
En realidad es una especie de continuación de la franquicia Marvel, pero su relación con las demás películas es puramente referencial, al menos por ahora (sí, va a haber más: muchas más). ¿Recuerdan El Cubo y El Éter, los cachivaches que guían las tramas? Acá todo gira entorno a “El Orbe”. El Orbe, cuenta El Coleccionista, es en realidad una Gema del Infinito, y El Acusador anda tras ella. Si no pueden ver más allá de la estupidez de esa oración, absténganse de esta película. Si quieren ver a los buenos y los malos pelearse por McGuffins, bienvenidos. La película está hecha de McGuffins.
Los buenos son liderados por Peter Quill (Chris Pratt), un saqueador espacial que a falta de “Han Solo” se hace llamar Star-Lord. Le vemos de niño en un hospital ante el lecho de muerte de su madre, carcomida por el cáncer. Comienzo desafinado. El resto de la historia es un gran chiste. Quill huye y es secuestrado por un rayo alienígeno. Corte al tiempo presente: Quill hace de Indiana Jones espacial en una ciudad abandonada, donde adquiere El Orbe.
La trama lo une a una banda que resulta extraña y familiar a la vez: Gamora (Zoe Saldaña), una femme fatale color verde; Drax (Dave Bautista), la fuerza bruta del grupo; Rocket (voz de Bradley Cooper), un mapache que resiente ser tildado de mapache y Groot (voz de Vin Diesel), un árbol ambulante con la elocuencia de Chewbacca. ¿Sonaría así de ridículo explicar el elenco de La guerra de las galaxias allá por 1977? Esta película tiene la ventaja de no tomarse demasiado en serio y en general poner a la comedia por encima de la acción y la aventura.
El humor acierta más de lo que sugiere el tráiler. Quill dota a la cultura pop de los ‘70s y ‘80s un estatuto legendario y propaga alegremente la mitología cinéfila y musical de esas décadas, lo cual opera en varios niveles de nostalgia. Rocket mezcla una divertida dosis de histeria y sadismo. El letárgico Groot puede ser brutal y adorable al mismo tiempo. Drax pertenece a una raza extraterrestre que no comprende el discurso figurativo y se toma todo literalmente. Gamora sufre el yugo de ser la única mujer del grupo y se la condena a ser ruda o sexy todo el tiempo, nunca graciosa. En cuanto al villano, resulta aburrido, poco inspirado y para nada temible.
La película quiere ser La guerra de las galaxias para toda una nueva generación de espectadores. ¿Es eso ambición o no? Cree que la nostalgia es su aliada, pero se limitó a adoptarla. Depende de ella. La guerra de las galaxias creó su propia nostalgia, fue moldeada por ella. No hizo chistes al respecto hasta que comenzaron a fabricar las precuelas, y para entonces ya era más que una serie, era un símbolo. ¿Qué es Guardianes de la galaxia a su lado sino una imitación, tan bella como falsa?