La mezcla pega fuerte
Cinco personajes orilleros venidos de distintos rincones del Universo, se juntan para transformarse en los Guardianes de la Galaxia.
Ni muy muy, ni tan tan. Esa podría ser una buena síntesis para Guardianes de la Galaxia, uno de los estrenos de la semana en las salas locales. Hace rato que se viene hablando y comentando sobre este nuevo juguete salido de la fábrica de Marvel, aún antes de conocerse los primeros tráilers.
Y con las críticas de arranque comenzó a verse un fenómeno de polarización en las opiniones, ya que a primera ojeada un gran porcentaje la erige como un bombástico producto de entretenimiento, por encima de las demás creaciones venidas del cómic; y otro porcentaje -menor, es cierto- la defenestra como si fuera una cinta chata, repleta de lugares comunes y hasta la acusan de mala caricatura del rubro. Y sin embargo, Guardianes de la Galaxia no es ni una cosa, ni la otra.
Es simplemente una película de esas a las que la industria ya nos tiene acostumbrados; un plato donde se combinan los ingredientes que el manual indica para atraer taquilla (efectos especiales, personajes extrañísimos, cuidado en el tratamiento del lenguaje y de las escenas para ampliar el rango etario), con un guión simplón y fácil de entender, muchos momentos de acción, un humor que pretende ser irónico y algunas secuencias que de tan inverosímiles provocan esa risita nerviosa porque se fueron de mambo. Nada del otro mundo, a pesar de que la historia se sitúa en el espacio.
Línea de cinco. Si bien los números mandan, esta película es un comienzo, la presentación en sociedad de un grupo de inadaptados de variada forma, color y tamaño que caen simpáticos, y que encima hacen causa común para que los villanos no se salgan con la suya. ¿Quiénes son estos cinco personajes antihéroes? Peter Quill, un humano chantún y delincuente; Drax, un forzudo que busca venganza; Gamora, un espécimen femenino de armas tomar, color increíble Hulk para mayores datos; Rocket, un mapache parlante y jodido; y Groot, algo a medio camino entre un cuerpo y un árbol. Juntos van a tener que pelear para que una poderosa esfera no caiga en malas manos.
Cuando la película ya lleva un largo trecho y el espectador se acostumbra a todo este rejunte extraño, es cuando se empieza a disfrutar más de Guardianes de la Galaxia. Porque es cierto que desde que el cómic comenzó a trasladarse a la pantalla grande con mayores posibilidades técnicas se puede ver de todo, pero no es fácil hacerse la idea de una cinta que tiene semejantes protagonistas. Hay algunos aspectos que suman porotos: los actores que encarnan roles secundarios (por ahí andan Benicio del Toro y John C. Reilly), la banda de sonido con temas de los años setenta y la acción que no decae una vez que culmina la etapa de presentación.
Lo dicho: es una película pochoclera, realizada de manera tal para que la disfruten grandes y chicos, sin demasiado vuelo pero con la fuerza suficiente como para pagar el precio de una entrada. Y la recomendación de siempre en estos casos: ojo al final.