¿Qué sucede cuando se le da a un director y guionista acostumbrado al más delirante y deliberadamente berreta Clase B/Z un mega tanque cinematográfico? Guardianes de la Galaxia quizás sea la respuesta. James Gunn se hizo de un nombre en ese terreno, es el responsable del guión de uno de los tesoros de Troma Pictures, Tromeo & Juliet, productora para la cual también dirigió algunas series de TV. Luego de firmar el guión de la lisérgica Scooby-Doo, saltó a la dirección de un largo con una Major sin “traicionar” sus principios,
Slither es una suerte de remake de "Night of the Creeps", otro film clase B de productora “importante”. Luego vendría Super (superadora de Kick Ass), el corto animado de Proyecto 43 y fue captado por ese pulpo en que se convirtió Marvel desde que es propiedad de Disney.
Me atajo antes de que cuestionen, el caso de Peter Jackson es diferente, no saltó “de una” a El Señor de los Anillos, hizo una lenta transición desde los tiempos de Bad Taste a esa enorme producción; ídem para Sam Raimi. Transición que aquí no se dio, y se nota en el resultado final. Guardianes comienza con una escena atípica para un film de acción y superhéroes y de inmediato nos introduce en la historia de Peter Quill, alias Starlord (Chris Pratt), una suerte de caza recompensas, proveniente de la Tierra, que vaga por diferentes planetas en busca de objetos que capturar a pedido o vender al mejor postor.
El objeto de turno es un Orbe, que contiene en su interior una piedra con un poder absoluto. Claro, semejante objeto serán varios los que querrán poseerlo, y ahí entran a jugar el resto de los personajes. Como una especie de Buddy Movie coral, Peter primero se enfrentará por el Orbe con Gamora (Zoe Saldana), Rockect (voz de Bradley Cooper) y Groot (voz de Vin Diesel), y más tarde se les sumará Drax (Dave Bautista).
Luego, por las circunstancias, todos deberán unir fuerzas para evitar que ese poder caiga en manos de Ronan (Lee Pace) un secuaz de Thanos (Josh Brolin, preparándonos para lo que será Los Vengadores II), y devolverlo a los pacíficos líderes de Nova Prime. Esto es a muy grandes rasgos un argumento que tiene varias vueltas, idas y venidas, y que se va complejizando más de lo necesario.
"Guardianes de la Galaxia" se basa en una serie de comics de segunda línea de la factoría Marvel, el plan es que sirva como amplitud para el mundo de Los Vengadores; y si de amplitud se trata podemos decir que la tarea está cumplida, porque en el film pasa de todo.
Excesivo a varios niveles, "Guardianes…" no ahorra una catarata de CGI no siempre útil, maneja un vértigo y ritmo frenético constante que da la idea de que cualquier cosa puede suceder en la película y que de algún modo tendrá sentido; todo esto estando coherencia y claridad para seguir los sucesos lineales e importantes. Hay abundancia de personajes, uno más estrafalario que el otro, como si se estuviese en una competencia similar a la del programa de TV FaceOff, haciéndonos recordar ligeramente a aquel intento de saga que fue El quinto elemento.
Gunn se empalaga con todos los recursos que tiene a mano y echa toda la carne al asador, sin medir las consecuencias; logrando un film sí entretenido, pero desbordado. La falta de épica ya es un sello Marvel, que opta por el corte videoclipero (a lo que acá hay que sumar un soundtrack de antología) y las resoluciones bombásticas pero simples. Agreguemos a eso una fuerte dosis de humor grueso (que funciona a veces) y tenemos u n combo frenético que rara vez da respiro aunque caiga en varios baches narrativos.
Otro dato llamativo, y aquí sí tal vez se vea la mano de un director proveniente del gore y el splatter, es la carga violenta del film sin ningún tipo de reparo, y hasta tomada a la ligera en ese permanente tono humorístico sarcástico que puede confundirse con un raro clima juguetón y hasta infantil.
Hay que decirlo, los seguidores de la “escudería” no saldrán decepcionados, Marvel sabe qué entregarle a su público, cómo endulzarlo, no importa quién esté detrás de cámara. Para el resto, Guardianes de la galaxia es un film a medias tintas, que funciona de a ratos, con un buen y claro mensaje de amistad, que se contrasta con el resto de un film que se burla de todo, incluso de una violencia descarnada pero (casi) sin sangre. Quizás una mano más rígida y guiadora en conceptos claros hubiese aportado mayor firmeza a un argumento que luce más grande de lo que es innecesariamente.
En esta ocasión, el caso de James Gunn pareciera ser como el de tantos otros provenientes de un ambiente mucho más creativo. Estos films parecieran ser más productos de empresas que de artistas, quedando el director, esta vez, limitado a jugar con los jueguitos tecnológicos.