Guasón

Crítica de Matías Lértora - Cines Argentinos

Joker es una obra maestra. Tan sencillo (y tan complicado) como eso. Es una obra que patea por completo el género de superhéroes y/o films basados en personajes salidos del comic.
En vano es justamente ese debate, de que si se trata de una película de superhéroes o no. Porque la respuesta es ambigua, por un lado sí lo es, porque se basa en el villano de la cultura pop más famoso (junto a Darh Vader) de todos los tiempos. Y por el otro no, porque no sigue ni las fórmulas de Marvel, y ni siquiera de DC en cuestiones narrativas.
Desde su anuncio y a medida que fueron largando info, los realizadores se encargaron de aclarar que sería algo distinto e incluso deslizaron que “los fans de los comics podrían enojarse”.
Si bien creo que en esa oración hay un concepto para tener en cuenta, no estoy de acuerdo en su totalidad.
Los que leemos comics y conocemos al personaje sabemos que Joker no tiene un origen definitivo y que su canon ha cambiado a lo largo del tiempo. Motivo por el cual, tenemos que considerar a ésta una interpretación más.
Una adaptación que sucede en una obra contenida y que no forma parte ni de un Universo Compartido ni de una franquicia.
Pero lo grandioso acerca del personaje Joker es que ha tenido un montón de orígenes e identidades, y está tranquilamente puede ser una más.
Y esa aclaración poco importa, porque la película es apabullante. Te pasa por arriba en todo sentido, te descoloca, te deja pensando, te incomoda.
De la misma manera en la cual te hace llorar e incluso alterar.
Muy pocas veces me había pasado que un film me inquietara a nivel físico y mental. Joker logra eso, y se queda con vos un buen rato luego de salir del cine.
¿Pero por qué ocurre todo esto? La respuesta a es una sola: Joaquin Phoenix.
Nos encontramos ante una de las mejores interpretaciones de los últimos años y sin dudas la mejor de la carrera del actor.
No solo su transformación física a través de la pérdida de kilos y los movimientos que logra con sus huesos (lo cual es impresionante), sino su completa inmersión en el personaje.
La icónica carcajada es una anécdota en comparación a lo que transmite su cara y, por sobre todo, sus ojos.
El actor lleva al personaje a otro nivel, con una locura y desarrollo pensado al milímetro.
Nada de lo que escriba le puede hacer justicia a su performance, es algo para experimentar, que te sorprenda y luego volver a ver para encontrarle más capas.
Justamente son esas capas lo que hacen a la película única en el género. Porque tiene un montón de lecturas y paralelismos para hacerle.
El director Todd Phillips deja bien atrás la saga Hangover, y tras la genial War Dogs (2016), tiene la magnífica idea de homenajear a Taxi Driver (1976) pero con un personaje de comics.
Así fue el plan y así se cumplió. Disfrazar New York de 1981 de Gotham y teñir todo de desesperación y depresión.
La fotografía es excelente, lo mismo que el montaje y el score. Gran musicalización en escenas trascendentales que acompañan muy bien la historia.
Está todo pensado para incomodarte, desde los detalles como que en cada plano callejero haya basura, hasta el gran mensaje político que hay.
Porque por más ficción que sea tiene un correlato muy grande con la marginalización actual, el manejo de los medios, el poder e incluso Donald Trump.
Tampoco es casual que el mismísimo Robert DeNiro tenga un papel tan clave y una escena tan catalizadora en eco perfecto con lo que se busca.
En cuanto a la violencia, algo que se viene hablado bastante y que causa polémicas absurdas en Estados Unidos… Hay algunas escenas fuertes, pero no más que en otras películas y ni hablar si la comparamos con la saga John Wick o la próxima Rambo.
Lo que sucede aquí es que a diferencia de esos otros dos personajes irreales, a este le creés que existe. Lo cual -obviamente- no quiere decir que incite al espectador a la violencia.
Y con respecto a Batman, el canon de los comics y otros debates que han surgido. Sin spoilear puedo decir que la conexión está y es importante, pero es diferente a lo que estamos acostumbrados los comiqueros.
No es menor la controversia que está causando, los premios que recibió y los que recibirá.
Sin dudas es un punto de inflexión en el género de superhéroes (y villanos) y poco importa el hate que está teniendo en las redes, tanto el genuino como el que es por pose.
Si no te gustó está fantástico, no es una película para todo el mundo y está bien que así sea. No todo tiene que ser para todos, ya lo he dicho muchas veces, y en esta oportunidad me alineo con el director, quien en una entrevista al colega Alexis Puig le dijo: “Si hacés algo para todos corrés el riesgo de que no sea para nadie”.
Joker es una obra definitiva para los que consumen cine maintream, para los que se criaron con todas las franquicias y le piden más y más al género de Superhéroes. Es una obra maestra y necesaria para poder introducir otros conceptos, y otro tipo de narrativa a los espectadores que ven siempre la misma fórmula.
Ojalá haya más películas así en el futuro, que los Estudios se animen a experimentar ideas osadas y darle rienda suelta a directores con buenas ideas.
Joker hizo escuela.