Como en la otra saga de comedia familiar La familia de mi novia, esta secuela de la rivalidad entre padre biológico y padrastro suma a los abuelos, de uno y otro lado paterno, que por supuesto son el día y la noche. Por un lado, el atildado y cursi que interpreta John Lithgow y el mujeriego e incorrecto a cargo de Mel Gibson. Y todos, todos juntos, se van a pasar la Navidad. El desarrollo no pasa más que por una serie de gags a repetición de ese único chiste, gastado hasta el cansancio, entre apuntes que derivan de una mirada anticuada, machista y estereotipada de las relaciones familiares. ¿Risas? Bien, gracias.