¿A quién querés más, a tu papá o a tu papá?
Sincerémonos: todos tenemos en claro que Will Ferrell y Mark Wahlberg no son un dúo cómico a la altura de Laurel y Hardy, Gene Wilder y Richard Pryor, Dan Aykroyd y James Belushi o incluso Simon Pegg y Nick Frost. Habiendo despejado ese enorme elefante de la sala, estamos en condiciones de empezar a hablar sobre Guerra de Papás (Daddy’s Home, 2015), película que los une nuevamente en pantalla, como sucedió en 2010 con Policías de Repuesto (The Other Guys, 2010).
Will Ferrell interpreta a Brad Whitaker, padrastro de los dos niños de su nueva esposa Sara (Linda Cardellini). Brad hace todo por ser el mejor padre posible y ganarse la aceptación de los pequeños, pero cuando el padre biológico Dusty Mayron (Mark Wahlberg) reaparece en escena, todo comienza a desmoronarse al ritmo de una competencia entre ambos por ver quién es un mejor “hombre de familia”.
Esclarecida la trama sobre dos opuestos que chocan, el relato se torna un sinfín de situaciones llenas de golpes, caídas, destrozos, chistes de doble sentido y alusiones a miembros masculinos de gran porte… nada que no hayamos visto previamente y probablemente con más altura en otros films del género, pero por suerte la segunda mitad repunta lo suficiente al intentar evitar caminos previamente recorridos.
Ferrell y Wahlberg dieron muestras anteriormente de funcionar bien en calidad de opuestos, y manejan con buen timing cómico las escenas que comparten. El primero es un entendido con experiencia en el campo y el segundo viene dando señales de poder cumplir, como sucedió con Ted (2012). Thomas Haden Church y Bobby Cannavale aportan su granito de arena al buen fluir de la comedia en los momentos en que son llamados a intervenir dentro de la historia.
Como decíamos más arriba, el tercer acto del film es el que lo rescata de volverse un producto más dentro del género cómico, porque se anima a buscar una resolución creativa y evita caer en el cliché de la mejor manera posible, sabiendo apoyarse en algunos pequeños detalles construidos a través de la trama y salvando la ropa casi a último momento. Y por sobre todo esto, busca transmitir algo más allá del mero entretenimiento; intentando echar un poco de luz sobre el laborioso trabajo de ser padre y esa dedicación que se merecen todas las personas que componen una familia, tanto la tradicional como la más contemporánea y disfuncional.
Como también dijimos aún más arriba, al comienzo: Ferrell y Wahlberg podrán no ser Laurel y Hardy o Aykroyd y Belushi, pero en parte les reconocemos el esfuerzo.