¡Apocalípsis ya!
El problema de leer la prensa previa a un estreno es que uno, inevitablemente, se enfrenta a la película que va a ver condicionado por lo que leyó. Y no hablo de spoilers sino de información sobre la producción. De GUERRA MUNDIAL Z se ha dicho y escrito de todo, al punto que parecía la encarnación de todo lo que estaba mal con el Hollywood actual: un actor/productor (Brad Pitt) que no se hablaba con el director (Marc Forster), gastos fuera de control, una nueva secuencia final que obligó a gastar millones de dólares más, discusiones sobre qué tipo de película hacer, retraso de meses en el estreno, etc, etc. Este tipo de prensa previa suele ser perjudicial para las películas -muchas veces se estrenan ya “muertas”, quemadas por el desgaste previo-, pero en otros casos parece ser una suerte de rara publicidad de aquella escuela que reza “que hablen mal, pero que hablen”.
También existe otra posibilidad, más rara aún: que alguno haya pensado, publicitando los problemas, que no estaba mal bajar las expectativas de la gente a la hora de acercarse a la película y que, al verla, se dieran cuenta que -caramba- no estaba tan mal. Algo así es lo que me sucedió a mí. Es obvio que GUERRA MUNDIAL Z no es ninguna obra maestra y que sus méritos no exceden los de una sólida puesta en escena y un inteligente uso de los zombies como virulenta amenaza permanente (más sobre el tema “Z”, en un rato), pero cuando uno tiene las expectativas bajísimas logra salir con cierto grado de satisfacción, en plan “no era taaan terrible”…
WORLD WAR ZY no, no es tan terrible: es bastante buena, pero tampoco será recordada como un clásico del cine catástrofe. Y el problema es, básicamente, de guión. La película plantea lo que sucede cuando un virus se expande inconteniblemente por el mundo transformando a los que se enferman en descarnados zombies y no hay nada que pueda hacerse para detenerlos. La “invasión” arranca de entrada, cuando Gerry y Karen Lane (Brad Pitt y Mireille Enos) llevan a sus niñas al colegio y se topan con una congestión de tráfico. Un par de corridas y accidentes después, veremos que lo que está sembrando el terror no es otra cosa que unos velociraptors humanos: zombies a toda velocidad.
Una vez ubicada su familia a salvo en un portaaviones (escenario poco desarrollado dramáticamente), lo que sucederá después se centrará en los intentos de Gerry -un ex agente de la ONU acostumbrado a inmiscuirse en territorios peligrosos- por descubrir el Agente Cero, encontrar quién/qué/porqué se originó este extraño virus zombie e intentar detenerlo o generar un antídoto/vacuna. Para eso irá viajando por el mundo, siguiendo las pistas que va encontrando a su paso.
La primera media hora del filme (el ataque urbano y la fuga de la familia) es, por lejos, la mejor. Los zombies del filme tienen poco que ver con los lentos personajes de los clásicos de George A. Romero y se mueven a una velocidad y fiereza que los hace más parecidos a toparse con una hinchada de fútbol a la salida de la cancha o a estar parado en medio de una marcha desbandada por la policía: los “undead” corren por las calles como una tropa hambrienta dispuesta a tirarse sobre los hombres para morderlos y seguir sobreviviendo en ese limbo. No se explica ni se entiende muy bien qué es lo que hacen. Es que lo mejor parece ser salir corriendo ante su lejana aparición y ni pensar motivos.
WORLD WAR ZDe allí en adelante el problema del filme es que se vuelve demasiado arbitrario en su trama. Pitt va de aquí para allá topándose con distintas manifestaciones del problema y viendo cómo otros países lo han tratado (la mejor opción parece ser la de Corea del Norte, ya verán), y sus idas y venidas por el mundo siguen las poco investigadas pistas que le caen a su paso. Además, claro, siempre parece estar en el momento justo y en el lugar adecuado como para que algo grave e importante suceda. Lo cierto es que no es demasiado creíble lo que pasa y sólo parece sostenerse porque, bueno, porque es Brad Pitt y si él quiere ser el salvador del mundo quién le va a decir que no…
La larga secuencia final que transcurre en un laboratorio fue filmada después y guionada por otras personas (Damon Lindelof, de LOST). Por lo que se ve, hasta parece dirigida por otro, ya que tiene un tono casi humorístico y un ritmo muy diferente al anterior. Lo que a lo largo del filme era acción, violencia y corridas (más cerca del filme de terror que el de catástrofe) en un tono severo, aquí se reemplaza por una especie de hitchcockiana comedia de suspenso, que no está nada mal pero parece traída de otra película.
DWORLD WAR Ze los intentos de Pitt por hacer de GUERRA MUNDIAL Z una película política y no una de suspenso típica poco parece haber sobrevivido. Lo que se ve es “star system” a pleno: el mundo nos importa mucho menos que la suerte de Brad. Si él no quería que la película fuera así -eso es lo que manifestó en muchas entrevistas- parece que perdió la batalla contra los ejecutivos y los gerentes de marketing que, con cierto tino, deben haberle dicho: “¿vos creés que vamos a gastar 225 millones de dólares en hacer una película sobre la situación política global con los zombies como metáfora? Sí, claro.”
Ahora bien, lo que tenemos aquí es una bastante pasable y por momentos intensa película sobre Brad Pitt contra los zombies. Pero el estudio tiene miedo a esta venta de la película y pide que no se revele la trama específica del filme, por más que todos la conozcan como “the Brad Pitt zombie movie”. Uno imagina que no quieren perder al público femenino que iría a verlo a Brad pero que no quiere toparse con bichos hambrientos que vengan corriendo a comer a cámara. Me temo que deberán acostumbrarse a esa idea: sí, está Pitt en escena todo el tiempo, pero gran parte de las veces luchando contra unos señores muy flacos con ojos saltones y maquillados de gris… Los Z del título. Pero no deberían preocuparse: los zombies son lo mejor de la película.