Mucha más aventuras que catástrofe
Una superproducción que no llega a la altura del excelente relato del film. Escrito en clave de crónica periodística, explica el origen de una pandemia a través de su héroe con momentos de efectiva tensión entre los espectadores.
En el contexto del innegable revival de ese subgénero del cine de terror que son los zombies, con series como The Walking Dead, entre otras y libros como el manual The Zombie Survival Guide de Max Brooks –guionista de Saturday Night Live, hijo del gran Mel Brooks– al que le siguió Guerra Mundial Z. Una historia oral de la guerra zombi (editado en castellano), que no tardó nada en despertar el interés de la productora de Brad Pitt por llevar la historia al cine.
El resultado es Guerra Mundial Z, una superproducción que hace, a medias, honor al excelente relato escrito en clave de investigación y crónica periodística que Brooks despliega a partir de un personaje central, el propio escritor, que recibe el encargo de las Naciones Unidas para que haga un relevamiento, que explore los cómo y los porqué del nacimiento de la pandemia que convirtió a los muertos en máquinas de matar seres humanos, que investigue cómo se hizo frente a la plaga asesina y qué enseñanzas quedarán luego de la guerra que exterminó a buena parte de la población del planeta.
Lo que en el libro era pura ironía y bastante humor, una ficción para describir algunas de las problemáticas más acuciantes de la actualidad con o sin zombies, en el film dirigido por Marc Forster (007: Quantum of Solace, Más extraño que la ficción) se convierte en un muy buen trhiller-catástrofe en los primeros 40 minutos. Pero luego deviene en un film de aventuras que se apoya casi en su totalidad en Pitt en el rol de Gerry, un ex investigador de la ONU al que el brote del virus que transforma a la gente en salvajes depredadores lo sorprende junto a su familia.
Pero teniendo en cuenta el camino elegido por el realizador para contar la historia, Gerry es casi un súper agente, que sabe leer las señales de catástrofe apenas se empiezan a enunciar y así, cuando logra poner a salvo a su familia, emprende la búsqueda del origen de todo para conseguir la manera de combatir la plaga. El viaje será por varias partes del mundo y el peso de la humanidad a punto de extinguirse recaerá sobre el héroe intuitivo, lógico, atlético y cerebral.
Como producto separado del libro que le dio origen, Guerra Mundial Z no está nada mal, hay momentos de efectiva tensión que se sufren desde la butaca y la avalancha de zombies en ataque continuo, feroz e irracional, por momentos quita el aliento. Sin embargo, las connotaciones políticas y sociales apenas son rozadas por el film, más preocupado en mostrar en buena parte de su duración un vertiginoso timming para la acción que detenerse en consideraciones morales y el sentido de lo humano cuando todo se derrumba.