El malambo, ese baile folclórico de larga data, es la pasión de Facundo Arteaga, un pampeano que divide su existencia entre el cuidado de sus hijos y su trabajo en el campo. Con 35 años intentará por última vez ganar el premio mayor en el Festival Nacional de Malambo, que se realiza todos los años en un apartado rincón provinciano y en el que, irónicamente, quien salga campeón no podrá volver a competir nunca más. Dedicará sus días a ensayar los más difíciles pasos del malambo y a preparar sus prendas para esa ocasión. Mauricio Halek y Germán Touza lograron con esta historia un film cálido y atrayente que retrata la necesidad de triunfar a través de esa telúrica danza.