En distintos pueblos de nuestro país, durante todo el año, se organizan fiestas destinadas a promover y agradecer la producción en el que trabaja la mayoría de los habitantes de ese sitio, o también dedicadas en homenajear a un vecino ilustre. Para las personas que viven en las grandes ciudades es un mundo prácticamente desconocido, pero no por ello hay que subestimarlo. Aquí interviene mucha gente que organiza y participa. En definitiva, se convierte en una movida muy importante, esperada por todos ellos. Como Facundo Arteaga, que vive con su familia en un pueblo de La Pampa, trabaja en tareas rurales y enseña bailes folclóricos.
Este pampeano protagoniza el documental. La historia gira en torno a él, demostrando las ganas y la fuerza que tiene para superarse día a día. La cámara lo acompaña en cada uno de sus movimientos y actividades. Cuando ensaya, da clases, o también, durante los momentos en el que está con su mujer e hijos pequeños.
Codirigida por Mauricio Halek y Germán Touza, la película toma como ejemplo a éste héroe anónimo que, gracias al apoyo familiar y de sus amigos, no baja nunca la guardia, sin resignarse y con mucho tesón, a seguir compitiendo en el festival más importante del país, el Nacional de malambo, que tiene lugar todos los años en Laborde, provincia de Córdoba.
Anteriormente, estuvo en la puerta de la gloria al salir subcampeón, pero quiere seguir intentado lograr el campeonato, aunque si obtiene dicho galardón automáticamente queda excluido de por vida. Nunca más puede participar en un festival.
Relatado con la voz en off de Facundo, cuenta sus vivencias, sobre las imágenes que lo retratan. Además, casi siempre las escenas van apoyadas con música autóctona. También, de vez en cuando, se escuchan los diálogos y las prácticas de los bailes con sonido directo, para provocar una cercanía mayor a los sentidos del espectador. Y así, el ritmo narrativo es guiado por las canciones, con velocidades más lentas o más rápidas, según la ocasión lo amerite.
Lo atractivo del film es conocer otros ámbitos, reservados para ciertas comunidades, Observar como la pasión y el placer por lo que hacen son muy fuertes, pese a ser amateurs, y el compromiso que toman con la actividad es similar a las de un profesional, pero con menos presupuesto. Porque aquí lo importante es lograr la gloria eterna e integrar el Olimpo de unos pocos elegidos, el lugar donde quisiera estar Facundo Arteaga.