Limpiar el equipo
Sean Penn vuelve a las andanzas para explorar algo que no es muy común para él: convertirse en un héroe de acción. Y es que cuando el director Pierre Morel, responsable de “Búsqueda Implacable”, nos da algo nuevo dentro del género en el que se siente cómodo no podemos evitar las comparaciones. Sin embargo, este film basado en la novela de Jean-Patrick Manchette tiene un trasfondo pro humanitario que la despega de otros exponentes de la acción.
Penn interpreta a Jim Terrier, un mercenario asesino a sueldo que es contratado para asesinar al Ministro de Minería del Congo. Está enamorado y en pareja con una enfermera que trabaja para una ONG (la italiana Jasmine Trinca) que se ve obligado a dejar tras una misión. Gracias a eso, y a sus ganas de expiar culpas, ocho años después encontramos a Jim del lado de los buenos haciendo obras hídricas para un pueblo en el Congo, pero la misión de Jim y su equipo ha desencadenado una guerra civil, y aunque se esboza un ideología en contra de las corporaciones súper ambiciosas que lucran con los que menos tienen, realmente no es el tema central de la película. Cuando el flamante activista sufre un intento de asesinato enseguida sospecha de Félix (Javier Bardem) quien ha sido el nexo entre el equipo y los clientes en la misión del pasado que lo avergüenza.
Siguiendo el estilo del director de “uno contra todos”, donde ese uno parece superpoderoso, el director no se aleja demasiado de la primera entrega de “Búsqueda Implacable”. Además, Morel fue el responsable de la puesta en escena de “El Transportador” y encontramos aquí las mismas pintorescas tomas en ciudades europeas como Gibraltar, Londres y Barcelona. La buena la decisión de que las tomas de lucha y disparos sean tan limpias se agradece, ya que no tenemos que seguir una cámara confusa y temblorosa en las escenas de acción, un recurso al que se recurre cada vez menos (siempre y cuando hablemos de buenos directores).
Respecto a las interpretaciones, Sean Penn se lleva todas las miradas. Fuera de su zona de confort, luego de internase incontables horas en el gimnasio para terminar marcado como cualquier modelo, el ganador del Oscar está a la altura del desafío. Es una lástima que el resto de los actores como Javier Bardem o Idris Elba cuenten con poquísimos minutos en pantalla y no se aproveche su gran potencial. El guión, por otro lado, es una típica historia de persecusión que no representa demasiada novedad y deja varios cabos sueltos. Tampoco se hace demasiado acento en el tema político, y aunque se menciona un mensaje anti corrupción, no se desarrolla del todo como para lograr un impacto en la conciencia.
Lo más destacable de esta película es observar a Sean Penn explorando nuevos horizontes actorales, tanto en lo físico como en lo interpretativo. De todos modos no deja de incomodar el hecho de que este y otros directores del mismo estilo acaban copiándose a sí mismos. Pero si no nos ponemos quisquillosos con ese detalle, es un buen exponente que seguro disfrutarán los más exigentes fanáticos del género de acción.
Agustina Tajtelbaum