Duro de matar
Decir a esta altura que Sean Penn es uno de los más grandes actores de la historia del cine, todo un camaleón en la construcción de personajes, parecería redundante.
Pero si algo le faltaba a la extraordinaria carrera de éste actor, nacido en California, era personificar, a sus 54 años, a un héroe de acción.
Lo más increíble es que resulta portentosamente creíble, no sólo verosímil, eso daría cuenta de la mano del director, sino que luego de verla, no podríamos imaginar a otro actor en ese personaje.
El filme intenta utilizar circularmente una historia de amor trunca por rivalidad y celos, y la denuncia del abuso perpetrado por los poderosos, empresas y gobiernos, sobre países subdesarrollados.
La historia comienza en 2006, en el Congo, en medio de una guerra civil que comenzó en lo que parecía ser una lucha por la independencia, allá por el año 1960, pero que parece no tener fin.
Jim Terrier (Sean Penn) es un espía internacional que aparece como trabajador de seguridad de gente de una ONG, que se estableció en el Congo. Félix (Javier Bardem), su superior inmediato, le asigna la misión de asesinar al ministro de minería del país, quien esta en contra de los intereses de la empresa para la que realmente trabajan ambos y todos sus compañeros.
Esta misión hará que Jim deba abandonar el país luego de la ejecución del plan y dejar atrás a su novia, la bella Annie (Jazmine Trinca), quien era su cable a tierra, y la posibilidad de dejar esa vida en constante contacto con la muerte.
Ocho años después, vuelve con el fin de encontrar a su ex novia y algo de paz por los pecados cometidos en su vida, como encargado de la producción de pozos de agua, pero se da cuenta que ha sido traicionado por la propia organización para la que trabajaba, ante un intento fallido de asesinarlo, él buscara a los responsables
En ese largo viaje descubrirá que sus antiguos compañeros están siendo eliminados, uno por uno, quedando sólo tres o cuatro.
Son de tal muy buena factura las escenas de acción que, aunque Sean Penn logra salir airoso, en ningún momento deje de pensar que podría aparecer Bruce Willis, diciéndole a Sean “déjame mi que esto es lo mío”, pero finalmente nos damos cuenta que no hace falta.
Cuando se reencuentra con Félix, éste ya es todo un empresario millonario, casado con Annie, y lo que podría haberse situado en un conflicto de dimensiones de traición por amor, algo demasiado humano y cotidiano, dando un doble sentido al agregado del titulo, pero eso no sucede y es casi lamentable.
La narración gira hacia la acción y la denuncia sobre las corporaciones civiles que hunden a su paso a cada país que dicen querer ayudar.
Un texto atiborrado de ideas políticamente correctas, en especial sobre los derechos de soberanía de los recursos naturales. Lo que plantearía, entonces, es el usufructo y la desestabilización a cualquier precio a manos de las crueles compañías multinacionales que saquearon los países del Tercer Mundo, por supuesto que con la anuencia de los gobiernos de turno.
Sería sólo una producción de acción con buenas intenciones sino contaría con esos actores, ya que los rubros técnicos son impecables, pero no sorprendentes, el montaje clásico de acción por donde se lo mire, de progresión dramática constante, incluidas las pausas que aplica para dar respiro al espectador.
La película es una traslación de la novela "Prone gunman", del escritor francés Jean Patrick Manchette. Todavía nada se ha garantizado, pero a la expectativa de su funcionalidad en la taquilla, se espera que sea el primer largometraje de una trilogía seguida de otras dos novelas "3 to Kill" y "Fatale". En conclusión, se deja ver y se disfruta de los duelos actorales.