Un veterano duro de matar
Al encarar cualquier abordaje de “The Gunman: el objetivo”, la alusión a “Búsqueda implacable” (2008) es inevitable. Ambas películas repiten director (el francés Pierre Morel), tienen como protagonista a un héroe de acción veterano (Liam Neesom en “Búsqueda...”, Sean Penn en “The Gunman”), un trasfondo de complejas problemáticas internacionales esbozadas en forma sencilla, blandamente crítica y por sobre todo tiros, peleas y persecuciones. Pero, aunque el modelo se reitera casi al pie de la letra, allí donde la película de 2008 funciona, ésta falla. No estrepitosamente, pero en dos aspectos que son clave: la -sorpresiva- falta de carisma de Sean Penn y la escasa fe de los realizadores en los propios personajes, que no terminan de convencer, ni los buenos ni los malos. Y si ocurre esto, si los actores no se creen lo que hacen, ¿cómo es posible que logren transmitir a los espectadores algún atisbo de emoción genuina?
La acción arranca en el Congo en 2006. Jim Terrier (Sean Penn) forma parte de un grupo de agentes especiales que protegen a las organizaciones que realizan tareas humanitarias para tratar de cerrar las heridas abiertas por la guerra civil en el país africano. En realidad, esto es una especie de fachada: realizan algunos trabajos mucho más oscuros, al servicio de difusos intereses políticos y empresariales. En paralelo, desarrolla una relación amorosa con la bienintencionada Annie (Jasmine Trinca) una profesional que cumple servicios en una ONG. Tras un operativo donde cumple el rol de “tirador asignado”, debe abandonar el continente y a su novia. Y llevar consigo el trauma de las consecuencias de sus actos. Ocho años después, Jim está otra vez en África, realizando tareas comunitarias en un evidente intento de lavar sus culpas. Sin embargo, el pasado lo acecha: cuando intentan asesinarlo para borrar las huellas de aquella antigua operación, se ve obligado a usar sus habilidades para hallar a los culpables, limpiar su nombre, recuperar a Annie y redimir sus pecados.
Actores en horas bajas
Muy lejos de la intensidad de sus trabajos en “Río Místico” o “21 gramos”, Penn intenta imprimir cierto giro a su carrera al tratar de avanzar en un terreno en el que ya indagaron, con dispares resultados, otros actores como el mentado Neesom, Matt Damon, Daniel Craig y Tom Cruise, entre otros. Lo logra sólo a medias. Digamos que lo resuelve con solvencia, pero sin indicios de la profundidad psicológica de la que suelen estar dotadas sus criaturas. Algo similar ocurre con Bardem: su personaje, Félix Marti, despunta como villano y después queda claro que no es tan malo sino más bien una marioneta al servicio de intereses que están muy por encima de su alcance. Pero el actor que supo provocar escalofríos con su inquietante labor en “Sin lugar para los débiles”, no llega a conmover aunque trate de plantear todos los matices posibles. El resto del elenco tan sólo cumple, salvo Ray Winstone en un papel a su medida como curtido agente (un “perro viejo”, como se autodenomina) que se dedica a mirar deportes, disfrutar de buenos vinos y ayudar a sus antiguos compañeros.
Desde el punto de vista técnico, casi todo en “The Gunman: el objetivo” es un compendio de lugares comunes del género. Hay un uso excesivo de tomas aéreas para mostrar los diferentes contextos en que se desarrolla la trama (Congo, Londres, Barcelona, Gibraltar) y las escenas de acción (con balas, golpes de puño, alguna que otra explosión) están filmadas de un modo convencional, sin excesos. En definitiva, un film menor que desaprovecha todo aquello que tenía a su favor para trascender. Así como “Búsqueda implacable”, con todos sus defectos, dio pie a dos secuelas que también resultaron exitosas en la taquilla, esta película se agota en sí misma.