Débil y con los mejores recursos
Con todos los elementos para ganar, esta película del director de Búsqueda implacable no logra el objetivo.
Sean Penn es el gran protagonista de Gunman: el objetivo.
Penn ya pasó por policiales y de acción como Fuerza antigangster (2012, ambientada los años '40, o la más moderna La intérprete (2005), donde compartió cartel con Nicole Kidman, y nadie puede opacar la presencia de un intérprete como el de La vida secreta de Walter Mitty, El árbol de la vida, Milk o 21 gramos y otros dramas antológicos.
Pero en el rol del villano está Javier Bardem (Sin lugar para los débiles), y tras las cámaras, un director como Pierre Morel (Distrito 13, o la primera Búsqueda implacable).
La acción arranca en el Congo en 2006, donde Jim Terrier (Penn) integra un grupo de agentes especiales que, supuestamente, protegen a las organizaciones que realizan tareas humanitarias para tratar de cerrar las heridas abiertas por la guerra civil. Lo real es que sirven a intereses políticos y empresariales non sanctos, que terminan produciendo la muerte de muchos en medio del caos.
Está enamorado de una profesional al servicio de una ONG (Jasmine Trinca), pero circunstancias especiales lo obligan a escapar y dejarla, y cuando regresa ocho años después, procura redimirse con ella y de los pecados de antaño en el mismo escenario, pero los recuerdos pueden más y antes de sentirse en paz se obliga a dar con los verdaderos responsables de aquella tragedia.
De Penn no se puede decir que no tenga experiencia. Tampoco Bardem en el papel del villano. Y ambos la aplican. Pero ni uno, ni otro, ni en conjunto con el director logran darle a esta película la fuerza y profundidad dramática esperable, incluso en un guión que tiene todas las marcas del género.
Pasa, pero no convence ni queda para hacer historia.