Recursos escasos.
Las denuncias de Eduardo Galeano en Las Venas Abiertas de América Latina pueden ser leídas como un apéndice de la expropiación de los recursos que los países imperialistas vienen realizando desde hace cientos de años en sus colonias, ahora a través de sus corporaciones multinacionales. Mientras el primer mundo se dedica a despilfarrar recursos y a vivir bajo los cráneos aplastados en sus patios traseros, la ideología de los recursos naturales menguantes va cobrando fuerza entre los inescrupulosos empresarios que buscan grandes negocios a costa de grandes sufrimientos mediante crímenes.
Jim Terrier (Sean Penn), un francotirador mercenario contratado por una corporación minera multinacional, asesina al Ministro de Minería de la República Democrática del Congo, desatando una cruenta guerra civil en el país. Así comienza Gunman: El Objetivo, la última película del director francés Pierre Morel (Taken, 2008), una obra cargada de conciencia política respecto de la soberanía de los recursos naturales, la explotación y la desestabilización a cualquier precio a manos de las salvajes corporaciones multinacionales que saquearon y siguen pillando desvergonzadamente en los países del Tercer Mundo. Ocho años después de estos acontecimientos, un grupo de mercenarios intenta matar a Terrier mientras trabaja en la construcción de un pozo de agua para un pueblo en el Congo con la ayuda de una ONG, para limpiar su conciencia por su crimen. Tras el ataque, el ex francotirador deberá indagar en su pasado para salvar su vida de los asesinos que lo persiguen a través de Europa.
La adaptación de la novela del escritor francés comprometido socialmente -ya fallecido- de historias criminales, Jean-Patrick Manchette, The Prone Gunman (1981), a cargo del mediocre guionista Don MacPherson (The Avengers, 1998) y el destacado director Pete Travis (Dredd, 2012), es previsible pero eficaz en su mensaje. Sostenida por las buenas actuaciones de Sean Penn y Javier Bardem, la agilidad de la cámara de Morel -que condensa la acción en logradas tomas extremadamente cortas- y una gran fotografía que pone foco en panorámicas y pequeños callejones de Gibraltar, Londres y Barcelona, Gunman: El Objetivo logra generar la tensión necesaria para crear una amalgama entre la denuncia social y la acción.
Gunman: El Objetivo sale adelante de esta manera desde esta lógica con vistas a desafiar a las corporaciones a través de una adaptación correcta del espíritu de The Prone Gunman para proponer entretenimiento, adrenalina y bastante histrionismo de la mano de Bardem. Estamos ante una historia sobre mercenarios arrepentidos y asesinos devenidos empresarios en trajes de seda que dan el tono de los tiempos actuales, donde la acumulación del capital es la piedra de toque de una sociedad cada vez más desinformada en vías aceleradas de embrutecimiento.