Yo no tengo fe
Tras su exitoso y polémico estreno en Italia y su paso por la Competencia Oficial del Festival de Cannes, llega a la cartelera local esta nueva película como director y actor de Nanni Moretti. El film arranca con la compleja, tortuosa elección del nuevo Sumo Pontífice que Moretti describe con un gran respeto a las rituales y a la liturgia, pero al mismo tiempo con mucho humor. Finalmente, hay un elegido. Sin embargo, tras un ataque de pánico, el cardenal Melville (un inmenso Michel Piccoli) se resiste a enfrentar a la multitud que lo espera con ansiedad desde hace horas en la plaza San Pedro para escuchar sus primeras palabras y recibir la bendición. El prelado huye hacia las calles de Roma, donde recuperará experiencias que hace mucho no ha vivido, como su pasión por el teatro (La gaviota, de Chéjov, cumple un papel importante en la trama), u otras bastante más banales (viajar en colectivo o comerse una medialuna).
Satirista consumado, el creador de Caro Diario, Aprile, La habitación del hijo (Palma de Oro en Cannes 2001) y El caimán combina situaciones muy realistas -hasta incluye imágenes de archivo de 2005- con otras llevadas directamente al grotesco, como la secuencia musical que tiene a la inconfundible voz de Mercedes Sosa de fondo cantando Todo cambia o cuando los cardenales son instados por el patético terapeuta que interpreta Moretti (sí, esta vez también se burla de los psicólogos) a participar en un torneo de vóleibol.
Así, un poco en serio y bastante en broma (sabemos que con el humor se pueden decir cosas importantes sin caer en el subrayado), con la Capilla Sixtina reconstruida en los estudios Cinecittá y con el apuntado aporte del legendario Piccoli, Moretti propone una mirada muy personal, inquietante y provocadora sobre temas como la fe y las convicciones personales. Bienvenido este regreso de Nanni a los cines argentinos.
(Esta reseña fue publicada con algunos cambios durante el Festival de Cannes 2011)