El juego del simulacro
¿Estamos preparados para los mandatos que nos tocan afrontar?. Esa es una de las preguntas que dispara la ingeniosa y original comedia del italiano Nanni Moretti, el mismo de Caro Diario. En esta ocasión, el cineasta se sumerge en el mundo de la Iglesia y del psicoanálisis.
El Papa (Michel Piccoli) elegido en el cónclave sufre un ataque de pánico cuando está por aparecer por primera vez en el balcón de San Pedro para saludar a sus fieles. Este es sólo el comienzo de Habemus Papa, un relato alimentado por buenos diálogos, situaciones inesperadas y la confusión que se adueña de los cardenales y sacerdotes que lo rodean cuando sus asesores buscan la ayuda de un psicoanalista (Moretti) que quiere llegar al fondo de los miedos y la angustia del Pontífice.
Con este esquema, se enciende el "juego del simulacro" con escenas realmente divertidas: el Papa escapa mientras todos piensan que sigue encerrado en su habitación para superar la crisis.
No es casual que la trama traslade al personaje central al mundo del teatro, con La gaviota, de Chéjov, poniendo en primer plano el tema de los roles y actuaciones que hay que asumir en determinados momentos.
El film, de gran belleza visual, nunca hiere sensbilidades y muestra la fragilidad del hombre común al que los fieles despositan su fe. En el relato también aparece Jerzy Stuhr como el vocero y una siempre correcta Margherita Buy (la misma de El hada ignorante) como la terapeuta que escucha atentamente al hombre sin saber que se trata del Papa recíen elegido. El film tene una secuencia que se apoya en un tema de Mercedes Sosa y entrega dosis de emoción que maneja con naturalidad gracias al expresivo rostro de Michel Piccoli y de un sólido elenco.