"QUE YO CAMBIE NO ES EXTRAÑO"
Nanni Moretti es uno de los directores italianos más inspirados y originales de los últimos años. Luego de la excelente "La Habitación del Hijo" y de "El Caimán", una de sus películas más políticas, regresa para estrenar una cinta que explora una realidad abrumadora, con mucho dramatismo y con un humor muy particular, inteligente y bien pensado, que le aporta entretenimiento y que conforma un sentido y una crítica entre líneas muy bien logradas.
Luego de la muerte del Papa, los cardenales comienzan su lenta y ardua tarea para seleccionar al próximo representante de la Iglesia Católica. Una vez que la decisión ya había sido tomada y aceptada por el elegido, al Papa le agarra un ataque de pánico, impidiéndole poder salir a saludar a los fieles y anunciar su identidad. Es por eso, que quienes lo rodean llaman a un psicoanalista para que lo ayude a solucionar su problema y a asumir el cargo que tanto miedo e inseguridad le genera.
La cinta da comienzo con el funeral de un anónimo Papa, respetando las costumbres religiosas y creando el drama que envuelve a la elección del próximo representante de la Iglesia. Aquí Moretti optó por utilizar las imágenes documentadas de la ceremonia luego del fallecimiento de Juan Pablo II, aportándole mucho realismo a la cinta. Luego, se presentan a los personajes y se introduce una secuencia de escenas que involucran a los cardenales y la respectiva reunión en la Capilla Sixtina para la votación. Sin dejar de lado nunca los pasos y el respeto ante lo que en realidad sucede allí dentro, el director se permite agregarle toques de humor al acontecimiento y, presentando una situación con reminiscencias propias del cine de Fellini (corte de luz y sus respectivas consecuencias), la cinta rápidamente va direccionada hacia el conflicto y la indicada introducción de las sensaciones y emociones que invaden el presente del Papa.
A partir de este momento, la propuesta se puede dividir en dos partes bien diferenciadas, pero por supuesto, que se profundizan en conjunto. Por un lado, todo el drama que envuelve a la figura del Papa, sus escapes, sus inseguridades, sus temores, sus recuerdos y los cambios que quiere para-con su vida. Aquí se puede destacar un trabajo impresionante por parte de Michel Piccoli, quien le aporta realismo, sentimiento y fuerza a su personaje. Su mirada, sus expresiones faciales y movimientos corporales, tienen una intensión que va más allá de exponer el estado de ánimo del papel, en él se puede ver reflejada una realidad mucho más general y ambiciosa que se expresa en la última escena de la película. Una maravillosa actuación protagónica. A su vez, los diálogos y esas líneas que su personaje se dice a sí mismo son conmovedoras y están muy bien insertadas en el relato, con el objetivo de hacer pensar y reflexionar al espectador.
Por otro lado, todo lo que va sucediendo dentro de la Capilla Sixtina, que envuelve a los cardenales, quienes no pueden salir del lugar, y a la aparición del psicoanalista. Estos son los momentos en los que Moretti se toma el tiempo para desarrollar un humor divertido e inteligente, siempre haciendo referencias sobre la identidad de la religión y sobre las muchas preguntas que una persona atea podría hacerse ante la obligada estadía con ellos. No hay límites a la hora de expresar los sentimientos y las ideas que el director tiene y, aunque parezca imposible dadas las circunstancias (religión vs ciencia) el respeto aquí presentado es maravilloso. Se puede destacar, además de la interpretación del mismo Nanni (psicoanalista), una particular escena en la que se puede escuchar el tema "Todo Cambia" interpretado por Mercedes Sosa, un momento que, además de ser muy rico en su estilo humorístico bizarro y ridículo, es muy emotivo.
El color rojo prevalece en gran parte de la narración; las banderas del mundo se mueven con fuerza mientras esperan la salida del humo blanco y el anuncio del nuevo Papa, cuestión que parece nunca suceder; todo está acompañado por una fotografía que es muy acertada y capta lo que el espectador necesita ver para entender el mensaje del director; el guión es inteligente y está muy bien escrito; y el final, esa poderosa conclusión en la que Moretti da su último mensaje sobre la religión, con una dramática música de fondo y una majestuosa actuación en escena, un momento que hay que leer entre líneas y recordar las tomas que antes parecían pasar desapercibidas (teatro, el colectivo, el teléfono, el escuchar música en la calle y el desayuno). "Habemus Papam", una película para pensar, debatir y volver a mirar. Una inteligente propuesta de uno de los mejores directores realistas de la actualidad. Imperdible.
UNA ESCENA A DESTACAR: final.