Curioso y delicado film de una directora debutante
Una persona está huyendo de algo. Encuentra azarosamente una comunidad de gente amable, a la que entra con un nombre falso. De a poco se va incorporando. ¿Hasta dónde puede escapar de su pasado y mantener su nueva imagen? El esquema ha sido bastante usado en películas de todo género, incluso en historias románticas bien recordadas. Pero en el caso que ahora vemos, el personaje, los pormenores inhabituales y el tono le dan un cariz de veras singular.
Es que acá, tímidamente a disgusto con el futuro que le ha planificado su madre, una jovencita recién llegada a la Capital se encuentra de pura casualidad con los miembros de una pequeña mezquita, se siente cómoda, y, sin medir complicaciones ni consecuencias, dice ser una de ellos y hasta se inventa un nombre, tomado de una lista cualquiera. Gustosamente le creen y la incorporan entre los suyos. Por supuesto, surgirán complicaciones, a veces risueñas, y acaso también haya alguna consecuencia.
La acción transcurre entre los musulmanes de Flores. Ahí será Habiba, huérfana libanesa deseosa de conocer la cultura de sus mayores. Y de envolverse en la ocultadora túnica y el colorido hiyab que resalta su carita dulce. Ahí encuentra mujeres muy distintas a las medio rayadas de la pensión donde vive. Y un trabajo. Y un lindo muchacho empieza a mirarla con particular ternura. Lindos ojos tiene el muchacho. ¿Qué es exactamente lo que quiere?
Intriga, más que suspenso. Buena predisposición, en vez de prejuicios. La excusa argumental es muy pequeña. El mundo que se abre es amplio e interesante. Pero atención: uno de los mayores pecados para el Islam es la mentira. Curiosa y delicada opera prima de María Florencia Alvarez, hasta ahora una cortometrajista bastante galardonada. Muy buenas caracterizaciones de Martina Juncadella, Martín Slipak y Lucía Alfonsin. Y atractiva participación del sheij Moshen Gabriel Alí, director de la Casa para la Difusión del Islam en la Argentina, hombre sencillo, bonachón, y firme propulsor del diálogo ecuménico en estas tierras. Dan ganas de conocer más, y que a la chica le vaya bien en la vida (si puede salir del brete en que se ha metido).