[REVIEW] Había una vez… en Hollywood.
La 9° película de Quentin Tarantino llega con críticas dispares. Algunos la tildan de obra maestra y, otros, de bodrio infumable. ¿Quién tiene razón? La respuesta aquí.
Sabemos muy bien a qué nos enfrentamos cuando vamos a ver una película de Quentin Tarantino: diálogos extensos, homenajes a sub-géneros infravalorados del cine, anti-héroes caídos en desgracia que siguen cayendo, humor negro y una banda sonora épica que recrea la historia que se está contando.
Estas cosas, por ende el cine de reescritura, están en absolutamente toda su filmografía.
Que ha evolucionado y madurado desde su ópera prima, Reservoir Dogs (1992), no cabe duda. Lo que nos atañe ahora con Había una vez… en Hollywood (Once Upon a Time… in Hollywood, 2019) es qué tanto maduró sin perder parte de su inconografía característica.
Rick Dalton (Leonardo DiCaprio) es una estrella de TV que no pudo hacer el traspaso a estrella de cine. Quizás se debió a su adicción al alcohol, su mal genio o quien sabe qué.
Lo que sabemos es que 1969 es una época de transición en el mundo del espectáculo y este vaquero de la pantalla chica no supo adaptarse a lo que venía.
Su decadencia actoral la vivimos junto a su doble de riesgo-mandadero-chofer-mejor amigo Cliff Booth (Brad Pitt), del cual poco y nada sabemos de su pasado, más allá de que hay un rumor turbio de su persona y fue héroe de guerra.
Ellos pululan tratando de encontrar su lugar en una tierra donde Sharon Tate (Margot Robbie) y Roman Polansky (Rafał Zawierucha) son la luz que parece traer vida a Hollywood (y esa oportunidad para Dalton), mientras que una oscuridad se cierne sobre sus personas en la forma de Charles Manson (Damon Herriman) y su clan.
Había una vez… en Hollywood es lo que Roma (2018) a Alfonso Cuarón: una carta de amor a la visión de un niño sobre todo lo que amó en su infancia.
En esta ocasión Quentin Tarantino nos habla del mundo del cine, de como se hacían películas y shows de TV en una época donde todo era idílico y, de pronto, un cambio de modelo y un hecho fatídico marcaron para siempre la industria cinematográfica y el contexto social (hablamos, obviamente, del asesinato de Sharon Tate por parte del Clan Manson).
Sabemos que con «Once Upon a Time…» comienzan la mayoría de las historias infantiles, los cuentos de hadas. También sabemos que Sergio Leone (ídolo máximo de QT) lo ha usado para su último Spaghetti Western Once upon a time in the West (C’Era Una Volta Il West, 1968) donde terminó de re-escribir la historia del Oeste Americano, contando la historia de hombres sin ley que tuvieron que morir para dar paso al progreso (simbolizado por la aparición del ferrocarril).
Había una vez… es todo eso: un cuento de hadas, la visión idealizadora de un niño conjuntamente con la historia de un cambio de paradigma que deja atrás lo viejo para dar paso a lo nuevo, que no quiere decir mejor, y la imposibilidad de algunos de adaptarse.
Pero claro, quien vaya al cine esperando ver una más de Tarantino quizás salga un poco decepcionado. El ritmo es más pausado en la narración que de costumbre.
Es como si el film también hablara de su realizador, siendo más maduro, más complejo, pero también más cansado de una industria que no para de regurgitar mainstream pochoclero con pantalla verde.
Claro que hay guiños al QT que conocimos: la mezcla de historia verdadera con la ficción, el met-cine, diálogos extensos pero no tanto a lo que nos tiene acostumbrados, así también como muy poco humor negro y gore, marca registrada de la casa.
Esto se debe, creo, a un producto que se siente más personal que otro. Donde el homenaje pasó a ser más un guiño sutil, pero en el que también se perdió esa magia de Enfant Terrible que pregonó desde siempre.
Más allá de tres, como mucho, cuatro secuencias, el film se siente demasiado largo para una historia que no nos lleva a ningún lado. Aquí el mcguffin pasa a ser Sharon tate y es, quizás otro desacierto, ya que sus escenas pasan a ser intrascendentes y no sentimos nada, ni bueno ni malo hacia ella.
Lo mejor de Habia una vez… , una vez más, son un formidable Leonardo DiCaprio y Brad Pitt en sus roles, la banda sonora que nos transporta esta vez a los finales de los 60, y la fotografía de Robert Richardson, habitual del combo.
En conclusión, Había una vez.., en Hollywood (2019) no entra en el top 5 de Quentin Tarantino, pero sí que es un gran film que nos muestra que, dentro de una época oscura de la historia, siempre hay una luz que ilumina el camino.